Moisés y sus hermanos
121María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Dijeron:
-¿Ha hablado el Señor sólo a Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?
El Señor lo oyó.
3Moisés era el hombre más sufrido del mundo.
4El Señor habló de repente a Moisés, Aarón y María:
-Salid los tres hacia la tienda del encuentro.
Y los tres salieron.
5El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la tienda, y llamó a Aarón y María. Ellos se adelantaron y el Señor 6les dijo:
-Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; 7no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. 8A él le hablo cara a cara; en presencia y no adivinando contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?
9La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. 10Al apartarse la nube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida, como la nieve. Aarón se volvió y la vio con toda la piel descolorida.
11Entonces Aarón dijo a Moisés:
-Perdón; no nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. 12No dejes a María como un aborto que sale del vientre, con la mitad de la carne comida.
13Moisés suplicó al Señor:
-Por favor, cúrala.
14El Señor respondió:
-Si su padre le hubiera escupido en la cara, habría quedado infamada siete días. Confinadla siete días fuera del campamento y el séptimo se incorporará de nuevo.
15La confinaron siete días fuera del campamento, y el pueblo no se puso en marcha hasta que María se incorporó a ellos. 16Después marcharon de Haserot y acamparon en el desierto de Farán.
Explicación.
12,1-3 Desde el comienzo se aprecia una incoherencia en el relato. Un verbo en singular, "habló" y dos sujetos, María y Aarón. La crítica es a propósito de una mujer rubia que ha tomado Moisés, la protesta es un asunto de autoridad. El castigo afecta sólo a María. El autor ha combinado dos relatos "de familila" unificados por el tema común de la oposición a Moisés. Si este capítulo refleja tensiones de la época del autor, sería una crítica contra excesivas pretensiones de los sacerdotes y una defensa de la tôrâ, atribuida a Moisés.
El asunto de la mujer rubia no está explicado. La poligamia estaba aceptada, como también el matrimonio con extranjeras. ¿Son celos de María? A propósito, eseta María no coincide fácilmente con la hermana mayor de Moisés infante (Ex 2). Con todo, es interesante apreciar el papel de una mujer en la acción. Tal como discurre el relato actual, lo de la mujer rubia es el pretexto que provoca la descarga de resentimientos acumulados.
Al formular la protesta apelan a una supuesta actividad profética y cuestionan la autoridad suprema de Moisés. La función profética de Aarón puede apoyarse en Ex 4,27 y 6,4; la de María en Ex 15,20. El juicio sobre Moisés (3) no responde a otras actuaciones que conocemos de él. En la intención del narrador Aarón y María podrían dar voz a reclamaciones de círculos proféticos contra la autoridad superior atribuida a Moisés. ¿Podrá en el futuro un profeta abolir o suspender un mandato de Moisés? (cfr. Is 56).
12,5-10 La protesta se transforma en pleito, el cual llega sin más, "de repente" al tribunal supremo. Se celebra un juicio estilizado: orden de comparecer (4-5), el Juez acude "en la nube"; no necesita interrogar porque ya "oyó" (2); pasa a la requisitoria (6-8), la sentencia ("ira = condena 9) y la ejecución (10).
12,6-8 La requisitoria está en verso. Es dudosa la traducción "en presencia"; algunos han vocalizado y leído "en un espejo", otros lo consideran afectado por la negación "no en visión ni en enigma" (como lo recoge Pablo en 1 Cor 13,12). La "figura" puede equivaler al rostro (Sal 17,15; cfr. Ex 33,11.20).
A pesar de las dudas, está muy clara en el veredicto del Señor la posición excepcional y única de Moisés, por encima de cualquier profeta. Es el administrador de plena confianza, tiene acceso al trato personal, "boca a boca" (expresión única); contempla y escucha sin mediadores (Dt 34,10). En conclusión, no se ha arrogado él la autoridad, no se ha inventado la misión.
12,7 Heb 3,2; Ex 33,11.
12,10 La enfermedad es una especie de vitíligo (Lv 13).
12,11-12 La culpa de María está patente en la pena sufrida; Aarón se suma a ella en la confesión del pecado, pidiendo perdón a Moisés. No se piden milagros, sino una reconciliación familiar como presupuesto para que Moisés interceda: él no puede curar contra la pena impuesta por el Señor, puede sólo interceder.
12,14-15 La pena se reduce a una semana. Y todo el campamento espera a que aquella mujer se incorpore de nuevo a la comunidad. La crisis de autoridad se ha resuelto satisfactoriamente. No por la represión, no apelando al valor formal de la autoridad, no exacerbando la polémica, sino por la confesión y la reconciliación.
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