Los cuarenta años justos y los cuarenta nombres del itinerario (cap. 33) no disimulan la irregularidad del viaje, el carácter episódico de los relatos. Esto se debe a las tradiciones, históricas o legendarias, recogidas y organizadas en la obra. El libro es un alternarse de leyes o disposiciones y anécdotas o relatos, con unos cuantos poemas intercalados. No siempre se descubre el criterio de tal montaje, y el lector moderno se siente desconcertado. El comentario tendrá que hacerse cargo de tales alternancias.
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