51El Señor habló a Moisés:
2-Di a los israelitas que expulsen del campamento a los enfermos de la piel, a los que padezcan gonorrea, a los contaminados con cadáveres. 3Sean hombres o mujeres, los expulsarán del campamento, para que no se contamine el campamento, en medio del cual habito.
4Así lo hicieron los israelitas, expulsándolos del campamento; los israelitas cumplieron lo que el Señor había mandado a Moisés:
6-Di a los israelitas: Cuando un hombre o una mujer cometa un pecado contra otro hombre, ofendiendo al Señor e incurriendo en reato, 7confesará su pecado, restituirá el perjuicio al que haya perjudicado con un recargo del veinte por ciento. 8Si el perjudicado no tiene pariente a quien se haga la restitución, ésta se hará al Señor por medio del sacerdote, sin contar el carnero con el que se hace la expiación del reo. 9El tributo sagrado que los israelitas llevan al sacerdote será para él. 10Lo que uno da al sacerdote, será para él.
Ley de celos
11El Señor habló a Moisés:
12-Di a los israelitas: >>Cuando a un hombre lo engaña su mujer y le es infiel acostándose con otro hombre, 13y el marido no se entera, y queda oculta la mancha, porque no hay testigos contra ella ni ha sido sorprendida, 14si al marido le vienen celos de su mujer, sea que ella se haya manchado o no, 15entonces el marido llevará a su mujer al sacerdote, con una oferta de veintidós decilitros de harina de cebada, sin mezclar aceite ni incienso, pues es una oferta de celos para denunciar una culpa.
16>>El sacerdote la acercará y la colocará en presencia del Señor; tomará agua bendita en un cacharro de loza, 17echará en el agua ceniza del suelo del santuario; 18colocará a la mujer en presencia del Señor, le soltará el pelo, le pondrá en las manas la ofrenda recordatorio de los celos, mientras el sacerdote tiene en la mano el agua amarga de la maldición, 19y le tomará juramento en estos términos: "Si no se ha acostado contigo un extraño, si no te has manchado estando bajo la potestad de tu marido, que esta agua amarga de la maldición no te haga daño. 20Pero si has engañado a tu marido, estando bajo su potestad, si te has manchado acostándote con otro que no sea tu marido 21(el sacerdote tomará juramento a la mujer, diciéndole;) entonces que el Señor te entregue a la maldición entre los tuyos, haciendo que se te aflojen los muslos y se te hinche el vientre; 22entre este agua de maldición en tus entrañas para hincharte el vientre y aflojarte los muslos". La mujer responderá: "Amén, amén".
23>>El sacerdote escribirá esta maldición en un documento y lo lavará en el agua amarga. 24Después dará a beber a la mujer el agua amarga de la maldición, y entrará en ella el agua amarga de la maldición.
25>>El sacerdote recibirá de la mujer la ofrenda de los celos, la agitará ritualmente ante el Señor y la llevará al altar. 26Tomará un pellizco de la ofrenda como obsequio y lo quemará sobre el altar. 26Tomará un pellizco de la ofrenda como obsequio y lo quemará sobre el altar. 27Después dará a beber el agua a la mujer. Si ésta se ha manchado y ha sido infiel a su marido, al entrar en ella el agua amarga de la maldición, se le hinchará el vientre y se le aflojarán los muslos, y la mujer será maldita entre los suyos. 28Si la mujer no se ha manchado, sino que está limpia, no sufrirá daño y podrá concebir.
29>>Esta es la ley de los celos, para cuando una mujer, bajo la potestad del marido, lo engaña y se mancha, 30o cuando a un hombre le vienen los celos de su mujer: el marido la presentará ante el Señor y el sacerdote cumplirá con ella este rito. 31El marido queda libre de culpa y la mujer cargará con su culpa>>.
5,1-4 Todo el campamento está consagrado con la presencia del santuario en medio de él. Por eso hay que expulsar del campamento cuanto sea fuente de contaminación: enfermedades de la piel, sexuales, contacto con cadáveres. Haciendo referencia a Lv 13, 15 y 21, es curioso que no incluya otros casos; quizá los considere demasiado frecuente e inevitables. La expulsión es solo temporal.
Pero queda un problema que el autor no ha resuelto: si el santuario está impuro tiene que entrar para cumplir el rito de purificación, y con su paso o presencia contamina el campamento; no sucedía así cuando el santuario quedaba fuera del campamento. Además el autor no se preocupa del cuidado de los enfermos expulsados del campamento. La provisión cúltica no tiene en cuenta razones éticas.
5,2 Lv 13; 15,3.
5,5-10 Complementa la ley de Lv 6,1-7 la injusticia contra el prójimo es también ofensa de Dios, y a ambos se debe restitución o reparación. El pariente hace de rescatador, de modo que la propiedad queda dentro de la familia. Véase Lv 23,20, y sobre el carnero Lv 7,7.
5,11-31 Es un caso de ordalía o juicio de Dios: cuando no hay medios humanos para establecer la verdad, culpa o inocencia, se acude al juicio de Dios, que lo conoce todo y lo manifiesta con algún medio convenido. Como tal, hay que relacionarlo con Ex 22,10, quizá Sal 109,18 y las suertes sacerdotales; el procedimiento es conocido en muchas culturas. El planteamiento del caso y el rito no quedan claros en el texto. Se pueden detectar duplicaciones: del acercarse (16 y 18), del juramento (19 y 21), de la bebida (24 y 26). Se sospecha que ha habido mezcla de ritos y adición de elementos.
El caso. Hay que partir de un caso de celos del marido, que pueden ser fundados o infundados: es lo que propone el v. 14. En vez de dejarse arrebatar por la pasión ("espíritu de celos" a la letra) o por indicios insuficientes, el hombre tiene que someterse a un rito en lugar sagrado, presidido por un sacerdote. La práctica resulta una defensa de la mujer sospechada y del marido sospechoso.
El rito, o mejor, los ritos. En ambos se usa agua del santuario, dotada de virtud especial, que se ha de beber en presencia del sacerdote. En una versión se le mezcla polvo sagrado; en la otra versión se deslíe en ella el texto de un juramento imprecatorio. Pronunciado el juramento de inocencia por la mujer, el agua bebida delatará con sus efectos la culpa o la inocencia. El rito tiene algo de magia; pero estos juicios han sito tomados y practicados con terrible seriedad por muchos pueblos. El autor bíblico tiene buen cuidado de hacer al Señor autor de los efectos del agua (21).
Queda pendiente de explicación la ofrenda vegetal. Se llama (15) a la letra "ofrenda de celos, ofrenda recordatorio, que recuerda / denuncia el pecado"; o sea, pertenece a un proceso judicial. A juzgar por 25-26, la ofrenda es para el Señor y para el sacerdote (cfr. Lv 2,3.9.16; sobre el incienso 2.1). Sobre el "soltar el pelo", véase Lv 10,6; 13,45.
5,12-13 Si hubiera sido sorprendida o si hubiera dos testigos, incurriría en pena de muerte. El adulterio es injusticia contra el marido y contaminación de sí misma (Eclo 23,23).
5,21 La fórmula "vientre... muslos..." se repite; ciertamente tiene que ver con la maternidad; el verso 28 hace pensar en esterilidad; pero eso sería castigo también del marido.
5,30 El hombre no se considera culpable, aunque fueran infundados sus celos (cfr. Prov 6,34; 14,30; 27,4). Todo el juicio gira en torno a la responsabilidad de la mujer, usando como designación "impureza". Hay que extirpar la duda.
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