Guerra santa (Dt 20)
311El Señor dijo a Moisés:
2Primero vengarás a los israelitas de los madianitas, después te reunirás con los tuyos.
3Moisés dijo al pueblo:
-Escoged hombres de entre vosotros y armadlos para la guerra; atacarán a Madián para ejecutar en ellos la venganza del Señor. 4Armad para la guerra mil hombres de cada tribu de Israel.
5Así, movilizaron para la guerra doce mil hombres, mil por cada tribu de Israel.
6Moisés los envió a la batalla, mil por cada tribu, a las órdenes de Fineés, hijo de Eleazar, con las armas sagradas y las cornetas para el toque de zafarrancho. 7Presentaron batalla a Madián, como el Señor había mandado a Moisés, y mataron a todos los varones. 8Y mataron a los reyes de Madián con los demás caídos: Eví, Requen, Zur, Jur y Reba, los cinco reyes de Madián. Y también pasaron a cuchillo a Balaán, hijo de Beor. 9Hicieron cautivos a las mujeres y niños de Madián y saquearon sus bestias, su ganado y sus riquezas. 10Incendiaron todas las ciudades habitadas y los poblados, 11y se llevaron todos los despojos, hombres y animales. 12Trajeron los prisioneros, el botín y los despojos a Moisés, al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad de Israel, que acampaba en la estepa de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
13Moisés con el sacerdote Eleazar y los jefes de la comunidad salieron a recibirlos fuera del campamento. 14Moisés se encolerizó con los jefes de la tropa, generales y capitanes que volvían de la batalla, 15y les dijo:
16-¿Por qué habéis dejado con vida a las mujeres? Son ellas las que, instigadas por Balaán, hicieron a los israelitas traicionar al Señor por Baal Fegor, y por ellas hubo una mortandad en la comunidad del Señor. 17Ahora, pues, dad muerte a todos los varones, incluidos los niños, y a todas las mujeres que hayan tenido relaciones con hombres. 18Las niñas y las jóvenes que no hayan tenido relaciones con hombres dejadlas vivas. 19Vosotros acampad fuera del campamento siete días. Los que hayan matado a alguno o hayan tocado algún muerto se purificarán con sus cautivos el día tercero y el séptimo. 20Purificad también toda la ropa, los objetos de piel o de pelo de cabra y los utensilios de madera.
21El sacerdote Eleazar dijo a los guerreros que habían vuelto de la batalla:
-Estas son las prescripciones que el Señor ha dado a Moisés: 22Oro, plata, bronce, hierro, estaño y plomo, 23todo lo que resiste el fuego, lo purificaréis a fuego y lo lavaréis con agua lustral, y lo que no resiste el fuego lo lavaréis con agua. 24Lavad los vestidos el día séptimo para que queden limpios, y así entraréis en el campamento.
Botín (1 Sm 30,21-25)
25El Señor dijo a Moisés:
26-Haced la cuenta del botín capturado, de hombres y animales, tú con el sacerdote Eleazar y los cabezas de familia. 27Dividirás a medias el botín entre los soldados que fueron a la batalla y el resto de la comunidad. 28Cobra un tributo para el Señor a los soldados que fueron a pelear: el uno por quinientos, de hombres, vacas, asnos y ovejas, 29deducido de la mitad que les toca, y entrégaselo al sacerdote Eleazar como tributo para el Señor. 30De la otra mitad, de la porción de los israelitas, cobrarás el uno por cincuenta, de hombres, vacas, asnos, ovejas y toda clase de animales, y se lo entregarás a los levitas que atienden a las funciones del templo del Señor.
31Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron lo que el Señor mandaba a Moisés.
32Censo del botín que capturaron las tropas: ovejas, seiscientas setenta y cinco mil; 33vacas, setenta y dos mil; 34asnos, sesenta y un mil; 35mujeres que no habían tenido que ver con hombres, treinta y dos mil.
36Porción que tocó a los que habían luchado: ovejas, trescientas y siete mil quinientas; 37tributo de ovejas para el Señor, seiscientas setenta y cinco; 38vacas, treinta y seis mil; de ellas, tributo para el Señor, setenta y dos; 39asnos, treinta mil quinientos, de los cuales, tributo para el Señor, sesenta y uno; 40seres humanos, dieciséis mil; de ellos, tributo para el Señor, treinta y dos.
41Moisés entregó el tributo del Señor al sacerdote Eleazar, como le había mandado el Señor.
42De la otra mitad, que Moisés había requisado a los soldados para los demás israelitas, 43el censo fue el siguiente: ovejas, trescientas treinta y siete mil quinientas; 44vacas, treinta y seis mil; 45asnos, treinta mil quinientos; 46seres humanos, dieciséis mil; 47de ellos, Moisés tomó un tributo del dos por ciento, de hombre y animales, y lo entregó a los levitas que atienden a las funciones del templo del Señor, como lo había mandado el Señor.
48Los mandos de las tropas, generales y capitanes, se acercaron a Moisés 49y le dijeron:
-Tus siervos han hecho el censo de los soldados bajo su mando, y no falta ni uno. 50Por eso cada uno de nosotros ofrece al Señor, en reconocimiento por haber salvado la vida, de lo que ha capturado, objetos de oro, ajorcas, brazaletes, anillos, pendientes y cuentas.
51Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro que les ofrecían, todo ello en artículos de orfebrería. 52El oro del tributo ofrecido al Señor pesó mil seiscientos setenta y cinco siclos. 53Los soldados lo habían recogido como botín para sí mismos. 54Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron de los generales y capitanes el oro y lo llevaron a la tienda del encuentro, como recuerdo de los israelitas ante el Señor.
Explicación.
31 Es una construcción con apariencia narrativa para ilustrar usos o teorías militares: el exterminio de la población como medida excepcional, la purificación después de la batalla, el reparto del botín y la contribución a sacerdotes y levitas. Casi todo es artificial y esquemático en la presentación. Los datos están tomados de diversos relatos, en particular de los Jueces. Isaías habló del "día de Madián" (Is 9,3) refiriéndose a la victoria de Gedeón (Jue 7-8); nuestro autor fabrica otro día de Madián, más antiguo, ejemplar y precedente de una ley.
31,1-2 Empalman el capítulo con el episodio de Baal Fegor (cap. 25), como muestra la reaparición de personajes. Ello puede explicar que no sea Josué el general de la campaña, aunque se supone ya nombrado sucesor, sino el levita que dio la primera lanzada. Pero mezclar a Balaán en el asunto es invención de quien redacta esta página.
31,3-6 La razón de la guerra es "vengar a Yhwh de Madián". Venganza equivale a justicia vindicativa, a ejecución de una pena grave por una ofensa gravísima. El Señor fue ofendido, el pueblo entero fue perjudicado; de todas las tribus han de participar soldados en la empresa como milicias del Señor. Será una empresa sagrada: general un levita, armas y trompetas, consagradas
31,7-8 No describe la batalla, solamente anuncia el fantástico y fulminante resultado. Los nombres de los reyes pueden remontarse a tradición antigua, como también la organización de una pentarquía. Aunque Balaán no era madianita, al autor le convenía que se encontrase allí.
31,9 La palabra hebrea designa niños pequeños, es decir, todavía dependientes de las madres.
31,12 Esto significa que el botín no es del soldado que lo toma, sino de la comunidad que lo repartirá.
31,13 Fuera del campamento, porque se encuentran en estado de impureza.
31,16 Nm 25,1-3.
31,17-18 Los niños varones garantizan la continuidad del pueblo que se pretende extinguir. Las jóvenes solteras y las niñas se podrán incorporar por matrimonio a la comunidad judía. Las mujeres que han pertenecido a maridos paganos, enemigos (nosotros las llamaríamos viudas de guerra) no son aceptables en la comunidad ni como esclavas; deben morir. Aunque el relato sea ficción del autor, es duro leer que es la venganza de Yhwh. El autor piensa todavía en categorías de culpa colectiva o de consecuencias colectivas, y siente la amenaza a la fidelidad de su pueblo como mal supremo que hay que evitar sin piedad.
31,19-20 Esta purificación es una novedad. De ella deducimos que el autor piensa que toda guerra induce impureza, por el contacto con muertos; en otras palabras, la guerra es en cierto modo reino de la muerte.
31,20 Nm 19,11-22.
31,25-27 Se trata de reglamentar el reparto del botín: según la norma establecida por David (1 Sm 30,23-25). Compárese con Jos 7,21 y 2 Re 7,8. El reparto es a medias entre los dos grupos; pero hay que notar: que el grupo de combatientes es mucho menor, doce mil de seiscientos mil; que los mandos del ejército reciben porciones especiales (cfr. Jue 8,24-25; 2 Sm 8,7-8). Por lo tanto, el reparto no es igualitario.
31,28-30 Además -el autor no olvida-, del botín toca un tanto por ciento al Señor y otro a los levitas. Es lógico, ya que la campaña fue sagrada y la victoria fue don del Señor.
31,32-47 El botín es tan fantástico como la victoria.
31,52 El siclo equivale a 8,33 gramos.
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