lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 50.

501José se echó sobre él llorando y besándole. 2Después ordenó a los médicos de su servicio que embalsamaran a su padre, y los médicos embalsamaron a Israel. 3Les llevó cuarenta días, que es lo que suele llevar el embalsamar, y los egipcios le guardaron luto setenta días. 4Pasados los días del duelo, dijo José a los cortesanos del Faraón:
-Si he alcanzado vuestro favor, decidle personalmente al faraón (de mi parte): 5"Mi padre me hizo jurar: cuando muera, me enterrarás en el sepulcro que me hice en Canaán. Ahora, pues, déjame subir a enterrar a mi padre, y después volveré".
6Contestó el Faraón:
-Sube y entierra a tu padre, como lo has jurado.
7Cuando José subió a enterrar a su padre, lo acompañaron los ministros del Faraón, los ancianos de la corte y los concejales de los pueblos, 8y toda su familia, sus hermanos, la familia de su padre; sólo quedaron en Gosén los niños, las ovejas y las vacas. 9Subieron también carros y jinetes, y la caravana era inmensa.
10Llegados a Goren Ha-atad*, al otro lado del Jordán, hicieron un funeral solmene y magnífico, y le hicieron duelo siete días.
11Viendo los cananeos que habitaban el país el funeral de Goren Ha-atad comentaron:
-El funeral de los egipcios es solemne.
Por eso llamaron el lugar "Duelo de Egipcios" (está al otro lado del Jordán).
12Sus hijos cumplieron lo que les había mandado: 13lo llevaron a Canaán, lo enterraron en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, el campo que Abrahán había comprado a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad.
14Volvieron a Egipto José  con sus hermanos y con los que lo habían acompañado a enterrar a su padre una vez que lo hubieron enterrado.
15Al ver los hermanos de José que su padre había muerto, se dijeron:
-A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos.
16Y enviaron un mensaje a José:
-Antes de morir, tu padre nos mandó 17que te dijéramos: "Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron". Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre. 
José, al oírlo, se echó a llorar. 18Entonces vinieron sus hermanos, se echaron al suelo ante él y le dijeron:
-Aquí nos tienes, somos tus siervos.
19José les respondió:
-No temáis. ¿Ocupo yo el puesto de Dios? 20Vosotros intentasteis hacerme mal, Dios intentaba convertirlo en bien, conservando así la vida a una multitud, como somos hoy. 21Por tanto, no temáis. Yo os mantendré a vosotros y a vuestros niños.
Y los consoló llegándoles al corazón.

Muerte de José

José vivió en Egipto con la familia de su padre y cumplió ciento diez años; 23llegó a conocer a los hijos de Efraín hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, y se los puso en el regazo.
24José dijo a sus hermanos:
-Yo voy a morir. Dios se ocupará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que prometió a Abrahán, Isaac y Jacob.
23Y los hizo jurar:
-Cuando Dios se ocupe de vosotros, os llevaréis mis huesos de aquí.
26José murió a los ciento diez años de edad. Lo embalsamaron y lo metieron en un sarcófago en Egipto.

Explicación.

50,1-14 El autor ha querido entonar un homenaje fúnebre al tercer patriarca, el que da nombre al pueblo de Israel. Lo embalsaman al estilo egipcio, le hacen duelo dos días menos que al Faraón, una comitiva inmensa lo transporta, el duelo se despide con siete días de funerales, y los hijos lo entierran en el sepulcro patriarcal, primera propiedad en la tierra prometida.

50,5 Gn 47,30s.

50,10-11 Juego de palabras: ´ebel = duelo, ´abel = campo.

50,10 * Era del Cardo.

50,12 Gn 23.

50,15-21 Después de la muerte de Jacob, esta escena suena como epílogo añadido. Retorna el tema de la hermandad, pero el autor del libro parece contemplar un horizonte más ancho. Más que la historia de unos hermanos, más que el itinerario de un patriarca, se dilata el arco que va del primer capítulo al último del Génesis.

El padre aglutinaba a los hermanos y los mantenía unidos. Por respeto a su persona unas cosas se hicieron y otras se evitaron. Ahora que falta él, ¿rebrotarán los recuerdos amargos, se avivará un rencor encubierto y no apagado? Aunque hubo reconciliación, los culpables no han superado del todo su sentimiento de culpabilidad. Una memoria arrinconada se alza como fantasma a favor de la oscuridad para pasearse y atemorizar las conciencias. Porque, cuando la culpa es colectiva, cuando la complicidad ha ligado a varios en su maldición, el recuerdo puede brotar en cualquier punto del círculo y propagarse sin lagunas. Deshacer lo hecho es imposible, excusarse de ello no se justifica. Como dependen de José para la residencia y alimento, así dependen de su perdón para la tranquilidad del espíritu. El perdón no formulado, simplemente transmitido en un beso, fue sincero: ¿fue también definitivo? La incertidumbre desazona a veces más que la certeza.

Cuando la situación de incertidumbre se hace insostenible y antes de que sea demasiado tarde, los hermanos envían un mensaje a José y después se presentan a él. Se aduce un nuevo dato: el padre, antes de morir, había recomendado a todos la unión, a José el perdón.

50,15 Gn 27,41; 1 Sm 24,18.

50,17 Es la quinta vez que llora. Llora por la preocupación y el miedo de los hermanos, llora viendo que lo consideran capaz de guardar rencor, por el recuerdo de su padre.

50,18 Gn 37,7.9.

50,19-21 José responde con la fórmula clásica "no temáis". Añade que no usurpa el puesto a Dios. No soy Dios, para recibir vuestro homenaje, para reservarme la venganza, para disponer de la vida y la muerte, para dirigir el curso de los acontecimientos, para anular la reconciliación. Soy hombre como vosotros ante Dios. Es él quien controló desde el comienzo el curso de la historia. Incluso la traición fraterna quedó engranada en el proceso empujándolo hacia el desenlace. El designio de Dios es la vida, y nosotros somos el testimonio vivo. Después del llanto y por él, es capaz de consolar a sus hermanos (cfr. 2 Cor 1,4).

Conclusión. 

Podemos ahora mirar hacia atrás y abarcar un ancho arco narrativo. Al principio de la creación vio Dios que todo era muy bueno. Penetró el mal, por el mal la muerte, el fratricidio. Interviene Dios, evita el mal extremo, hace que se vaya imponiendo el bien. A partir de Abrán, aunque continúa la hostilidad y rivalidad, va triunfando trabajosamente el bien. La tensión entre Abrán y Lot se compone pacíficamente, la ruptura de Jacob y Esaú se sana, José abraza a sus hermanos. Al final, incluso el mal se pone al servicio del bien. Tal es el designio y el poder de Dios. Palabra de consuelo dirigida al corazón de todos los lectores.

50,23 Gn 30,3.

50,24 Las últimas palabras de José son una profecía del éxodo, ligándolo a la historia patriarcal.

50,25 El cumplimiento se lee en Ex 13,19 y Jos 24,32.

GÉNESIS. CAPÍTULO 49.

Testamento profético de Jacob (Dt 33)

491Jacob llamó a sus hijos y les dijo:
-Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro. 2Agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel:
3Tú, Rubén, mi primogénito,
mi fuerza y mi primicia
de mi virilidad,
primero en rango,
primero en poder;
4precipitado como agua,
no serás de provecho,
porque subiste a la cama
de tu padre 
profanando mi lecho
con tu acción.
5Simeón y Leví, hermanos,
mercaderes en armas
criminales.
6No quiero asistir a sus consejos,
no he de participar
en su asamblea,
pues mataron hombres
ferozmente
y a capricho
destrozaron bueyes.
7Maldita su furia, tan cruel,
y su cólera inexorable.
Los repartiré entre Jacob
y los dispersaré por Israel.
8A ti, Judá,
te alabarán tus hermanos,
pondrás la mano sobre
la cerviz de tus enemigos,
se postrarán ante ti
los hijos de tu madre.
9Judá es un león agazapado:
has vuelto de hacer presa,
hijo mío;
se agacha y se tumba
como león
o como leona,
¿quién se atreve a desafiarlo?
10No se apartará de Judá el cetro
ni el bastón de mando
de entre sus rodillas,
hasta que le traigan tributo
y le rindan homenaje
los pueblos.
11Ata su burro a una viña,
las crías a un majuelo;
lava su ropa en vino
y su túnica en sangre de uvas.
12Sus ojos son más oscuros
que vino
y sus dientes más blancos
que leche.
13Zabulón habitará
junto a la costa,
será un puerto para los barcos,
su frontera llegará
hasta Sidón.
14Isacar es un asno robusto
que se tumba entre las alforjas;
15viendo que es bueno el establo
y que es hermosa la tierra,
inclina el lomo a la carga
y acepta trabajos de esclavo.
16Dan gobernará a sus paisanos
como uno 
a las tribus de Israel.
17Dan es culebra
junto al camino,
áspid junto a la senda:
muerde al caballo en la pezuña,
y el jinete es despedido
hacia atrás.
18Espero tu salvación, Señor.
19Gad: le atacarán los bandidos
y él los atacará por la espalda.
20El grano de Aser
es sustancioso,
ofrece manjar de reyes*.
21Neftalí es cierva suelta
que tiene crías hermosas.
22José es un potro salvaje,
un potro junto a la fuente,
asnos salvajes junto al muro.
23Los arqueros los irritan,
los desafían y los atacan.
24Pero el arco se les queda rígido
y les tiemblan manos y brazos
ante el Campeón de Jacob,
el Pastor y Piedra de Israel.
25El Dios de tu padre te auxilia,
el Todopoderoso te bendice:
bendiciones que bajan del cielo,
bendiciones del océano, acotado en lo hondo,
bendiciones de vientres y ubres,
26bendiciones de espigas*
abundantes,
bendiciones de collados antiguos,
ambición de colinas perdurables,
bajen sobre la cabeza d José,
coronen al elegido
entre sus hermanos.
27Benjamín es un lobo rapaz:
por la mañana devora la presa,
por la tarde reparte despojos.
28Estas son las doce tribus de Israel, y esto es lo que su padre les dijo al bendecirlos, dando una bendición especial a cada uno.

Muerte y sepultura de Jacob

29Y les dio las siguientes instrucciones:
-Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, 30la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, en Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. 31Allí enterraron a Abrahán y Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lïa. 32El campo y la cueva fueron comprados a los hititas.
33Cuando Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama, expiró y se reunión con los suyos.

Explicación.

49 Las han llamado bendiciones, por analogía con otras precedentes (27 y 48). La introducción con otras precedentes (27 y 48). La introducción define mejor el carácter de estos oráculos, como predicción e  historia con algo de juicio y deseo. No conocemos la prehistoria de cada oráculo ni cómo se transmitieron. El lenguaje imaginativo, emblemático y alusivo, engendra dificultades insuperables de interpretación. De aquí el número y variedad de explicaciones, que no pasan de aproximadas. Una variante, al parecer, más elaborada de este texto se lee en Dt 33. Los recursos de estilo dominantes son las paronomasias de nombres propios y los emblemas. "Emblema": "figura, generalmente con una leyenda alusiva a su significado, que un caballero, una ciudad, etc. adopta como distintivo suyo".

49,1-2 El paralelismo identifica a Jacob con Israel.

49,3-4 El oráculo dirigido al primogénito mezcla predicción con maldición (cfr. la maldición de Cam: Gn 9,25). El primogénito, concentración de la fuerza viril del padre, por un delito de incesto pierde su potencia y se diluye. La tribu de Rubén se dispersa, sin territorio propio. El oráculo no tiene en cuenta la disociación de Rubén en 37,26-29 y 42,22.37. El estilo es de alocución en segunda persona, y se articula en denuncia de un delito y anuncio de un castigo. El incesto es como profanación, el lecho paterno es sacro (Lv 19,29).

"De provecho": juego de palabras en hebreo con "primero". "Precipitado": o turbado, insolente: sentido dudoso (cfr. Is 57,20).

49,4 Gn 35,22.

49,5-7 Alude al episodio del cap.34 con otro punto de vista. El espíritu es vengativo y la crueldad hacen de estos hermanos un peligro para las relaciones pacíficas hacia fuera. Dispersadas, las tribus no serán peligrosas. No tiene en cuenta la función dominante de los levitas; compárese con la versión de Dt 33,8-11. El que habla se distancia de sus planes y proyectos, como en Sal 1,1. Para la referencia a los animales véase Jos 11,6.9; 2 Sm 8,4.

"Mercaderes" derivándolo de la raíz mkr. "Destrozaron": o desjarretaron (Jos 11,6.9; 2 Sm 8,4); en el saqueo de Siquén.

49,8-12 "Te alabarán" interpreta el nombre Yehuda; resuena en el siguiente "tu mano" yadeka. Tres valores realzan su figura: el poder dominador del león, la riqueza agraria de viñedos, la belleza corporal, "ojos dientes". Se puede escuchar además alusiones veladas a episodios precedentes: el león a 37,33, el bastón (cetro) a 38,18.25, el "asno" consuena con el nombre del primogénito muerto según 38,6-7, la ropa empapada en sangre (de uva) a 37,31. Ez 19 refiriéndose al rey de Judá, une las imágenes del león y de la viña.

Judá es el antecesor de la dinastía davídica. David unifica todas las tribus bajo su mando y extiende su dominio a vasallos extranjeros. El león es un animal emblemático (Nm 24,9; Ap 5,5). En el v.10 traducimos "rodillas" (pies) en sentido físico; otros lo toman como eufemismo de sus partes pudendas, significando que el cetro se transmite en la dinastía. En la segunda parte leemos yuba´say lô = le sea traído tributo (cfr. Is 18,7; Sal 68,30; 76,12). Ez 21,32 tiene un texto parecido muy dudoso. Sobre el "tributo" veanse Sal 68,30; 76,12; Is 18,7. La Vulgata ha leído "donec veniat qui mittendus est" con resonancia mesiánica; otras lecturas o correcciones: el deseado, el dominador, la tranquilidad, que le corresponde. Vino abundante es señal de prosperidad y causa de gozo; para la imagen del asno y las uvas véanse Zac 9,9 e Is 63,1-3.

49,13 Zabulón parece estar visto como pueblo pescador y marinero; a no ser que lo dejen en fronterizo, sin participar; pero la analogía de los otros favorece la interpretación de una actividad. La localización no coincide con la señalada en Jos 19,10-16. Sidón era uno de los tradicionales puertos pesqueros (véase Jue 5,17).

49,14-15 skr significa estar a sueldo (cfr. 30,18). Acepta la condición por sus ventajas materiales. "Alforjas" o bien apriscos (Jue 5,16). El término "cargas" se aplica a la esclavitud de Egipto (Ex 1,11; 2,11); de "trabajos forzados" habla 1 Re 9,21.

49,16-17 Dyn significa juzgar, gobernar (30,6; cfr. Medina). La caballería es arma extranjera (Sal 20,8). Dan, que se encuentra en la frontera septentrional, deja entrar al invasor y lo ataca por detrás y por debajo, como una culebra a un caballo.

49,18 Esta jaculatoria, con la única mención de Yhwh, interrumpe la serie; se sospecha que sea glosa. Véanse Is 26,8; 59,11.

49,19 Se puede imitar el juego original, montado sobre la raíz gwd / gdd: "te saltearán salteadores y tú los saltearás por detrás". Allende el Jordán, gad estaba más expuesta al pillaje, pero sabía defenderse y contraatacar. Véanse 1 Cr 5,18; 12,8.

49,20 * O: suministra manjares a reyes.

49,21 Para la comparación: 2 Sm 2,18; Sal 18,34.

49,22-26 Tomando porat como animal emblemático, el sentido resulta más coherente y casa mejor con los anteriores (cfr. Os 10,11. Otros prefieren una interpretación en clave vegetal (cfr. Is 17,6; Sal 92,13-15). La Casa de José parece haber desempeñado un papel importante en la primera época del asentamiento. Las agresiones fracasan frente a su poderío y la protección de su Dios guerrero (1 Sm 2,4; Ez 39,3). Otros piensan que la primera parte del oráculo se refiere a la vida de José contada en Gn 37-48. José recibe bendiciones pastoriles, agrícolas y cósmicas: agua de lluvia, que baja de la zona superior, y agua del océano subterráneo de agua dulce, que aflora en los manantiales (cfr. Dt 8,7; 11,10). Y lo que producen los montes no cultivados por el hombre. "Elegido": o príncipe (Dt 33,16; Lam 4,7).

49,26 * O:  de tu padre.

49,27 Se destaca por la concisión: tres verbos y una jornada de actividad. No está claro si es loa o crítica; pues el lobo suele considerarse animal nocivo (Jr 5,6; Ez 22,27; Hab 1,8). Podría aludir a los hechos relatados en Jue 3 y 20-21.

49,28 Del ámbito familiar de los hijos salta al político de las tribus.

49,29 Se refiere al cap. 22

49,31 Gn 23.

GÉNESIS. CAPÍTULO 48.

Efraín y Manasés (Gn 27)

481Después de estos sucesos le avisaron a José que su padre estaba grave. El tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. 2Le comunicaron a Jacob que estaba llegando su hijo José. Israel, haciendo un esfuerzo, se incorporó en la cama. 3Jacob dijo a José:
-Dios Todopoderoso se me apareció en Luz de Canaán y me bendijo, 4diciéndome: "Yo te haré creer y multiplicarte hasta ser un grupo de tribus; a tus descendientes entregaré esta tierra en posesión perpetua". 5Pues bien, los dos hijos que te nacieron en Egipto antes de venir yo a vivir contigo, serán míos: Efraín y Manasés serán para mí como Rubén y Simeón. 6En cambio los que te nazcan después serán tuyos y en nombre de sus hermanos recibirán su herencia.
7Cuando volvía de Padán, se me murió Raquel, en Canaán, en el camino, un buen trecho antes de llegar a Efrata, y en el camino de Efrata (hoy Belén) la enterré.
8Viendo Israel a los hijos de José, preguntó:
-¿Quiénes son?
9Contestó José a su padre:
-Son mis hijos, que Dios me dio aquí.
Le dijo:
-Acércamelos que los bendiga.
10Israel había perdido vista con la vejez y casi no veía. Cuando se los acercaron, los besó y abrazó. 11Israel dijo a José:
-No contaba con verte; ahora resulta que Dios me ha dejado verte a ti y a tus descendientes.
12José se los retiró de las rodillas y se postró rostro en tierra. 13Después tomó José a los dos: a Efraín con la derecha lo puso a la izquierda de Israel, a Manasés con la izquierda lo puso a la derecha de Israel, a Manasés con la izquierda lo puso a la derecha de Israel; y se los acercó. 14Israel extendió la derecha y la colocó sobre la cabeza de Efraín, el menor, y la izquierda sobre la cabeza de Manasés; cruzando los brazos, pues Manasés era el primogénito. 15Y los bendijo:
-El Dios ante el cual caminaban mis padres, Abrahán e Isaac.
El Dios que me apacienta desde antiguo desde hoy.
16El Ángel que me redime de todo mal bendiga a estos muchachos.
Que ellos lleven mi nombre y el de mis padres, Abrahán e Isaac, que se multipliquen en medio de la tierra.
17Viendo José que su padre había colocado la derecha sobre la cabeza de Efraín, lo tomó a mal; agarró la mano de su padre y la pasó de la cabeza de Efraín a la de Manasés, 18mientras decía a su padre:
-No es así, padre, éste es el primogénito, por la mano sobre su cabeza.
19El padre rehusó diciendo:
-Lo sé, hijo mío, lo sé. También llegará a ser una tribu y crecerá. Pero su hermano menor será más grande que él y su descendencia será toda una nación. 20Entonces los bendijo:
-Con vuestro nombre se bendecirá Israel diciendo: "¡Dios os haga como a Efraín y a Manasés!"
Así colocó a Efraín delante de Manasés.
21Israel dijo a José:
-Yo estoy para morir; Dios estará con vosotros y os llevará otra vez a la tierra de vuestros padres. 22Yo te entrego Siquén, con preferencia a tus hermanos, la que conquisté a los amorreos con mi espada y mi arco.

Explicación.

48,1-20 Tema unitario son los dos hijos de José, Manasés y Efraín, (Jos 17,17; 18,52 Sm 19,21) o sea Olvido y Aumento (40,50s). El abuelo Jacob, antes de morir los adopta legalmente como hijos y los bendice dando preferencia al menor. Las dos acciones están verbalmente ligadas por las palabras birkaym = rodillas y barek = bendecir; se añaden las aliteraciones de bekor = primogénito y mapreka = te haré crecer. Las dificultades del texto provienen de superponer a la figura de los dos hermanos los trazos de las dos tribus, que es la preocupación del autor. En la escena familiar de un abuelo con su hijo y sus nietos irrumpe sin tacto la consideración política de las tribus de Israel. Porque el relato es proyección etiológica de una situación posterior: se han disuelto como tribus Simeón y Rubén, José no cuenta como tribu autónoma, en el centro del territorio palestino dominan dos grandes tribus: Efraín y Manasés. Con la adopción de los nietos -ascenso de las tribus- se completa lo que Raquel, por su muerte prematura, no pudo terminar. El hecho de que la madre sea una egipcia no turba al narrador ni a sus personajes.

48,1-7 El capítulo comienza con una introducción narrativa (1-2) y otra teológica (3-8). Lo lógico es que en la enfermedad mortal acudieran todos los hijos, cosa que se deja para el capítulo siguiente. La visita aparte de José lo coloca en posición privilegiada: casi como si fuera el heredero. El patriarca pronuncia una introducción teologica con la que justifica las decisiones tomadas y los actos que se dispone a realizar. Es notable que apele inmediatamente a las promesas del Dios de Betel sin mencionar a la bendición recibida de su padre Isaac. La escena puede recordar vagamente a la del cap.27 El ha recibido de Dios la bendición, la promesa de la tierra, la posesión para sus descendientes. Posee, por tanto, el caudal que usa a transmitir: bendición de fecundidad en la tierra poseída.

48,7 Gn 35,16-20.

48,8-12 Adopción. Al tomar como hijos a los hijos de la egipcia, Jacob los incorpora plenamente a la familia patriarcal; en segundo lugar, privilegia a José reservándole dos partes de la herencia; en tercer lugar, levanta a los nietos al rango de la generación precedente; en cuarto lugar, compensa la desgracia de Raquel, que le había dado sólo dos hijos. Ahora los hijos de la preferida son cuatro.

Sobre el rito de adopción, "en las rodillas", véanse 30,3; 50,23; Job 3,12; Rut 4,16.

48,8.13-14 La escena recuerda inevitablemente la del cap. 27: bendición antes de morir, dos hermanos, un padre ciego, una preferencia, intento de enmendarla, dos bendiciones. El rito de bendición incluye varios momentos: comparecencia (1.8.9) identificación, imposición de manos y fórmula. La bendición será única y simultánea y compartida: la mano derecha o izquierda son la única e importante distinción. Jacob invierte el orden esperado y preparado por su hijo; también él se adelantó al mayor, Esaú.

Con el gesto de cruzar los brazos expresa Jacob su autoridad y autonomía, y repite en sus nietos su experiencia personal. También él se llevó el primer puesto. En la preferencia de Efraín se proyecta la situación de las tribus centrales. Efraín llegó a designar el reino del norte (Os 9,11.16; 10,6.11; Jr 31,18; etc.)

48,10 Gn 27,1.

48,12 Gn 30,3; Rut 4,16.

48,15-16 El texto hebreo de la fórmula con su mezcla del singular y plural crea dificultades, que las versiones procuran resolver. "Caminaban" es imagen sintética del proceso y azares de la vida. "Delante de Dios", es decir, de acuerdo, según el designio (17,1; 24,40): la referencia a Dios define el itinerario. "Pastor" tiene por objeto primario el pueblo, después también el individuo: el título suena bien en los labios de un experto pastor. "Ángel" es sustituto de la presencia de Dios (28,11; 31,11). "Redentor" o rescatador: de un pueblo esclavo y también de individuos. "Multiplicarse" quizá de la raíz dg = pez. La "tierra" puede ser la prometida. Los nietos quedan incorporados a la estirpe patriarcal que se remonta a Abrahán.

48,16 Jr 31,7s.

48,19 A esta preferencia parece aludir Jr 31,7.8.20 cuando lo llama "el primero de los pueblos, el resto de Israel, mi primogénito, mi hijo querido, mi encanto".

48,20 Se aplica a los nietos el gran principio de 12,3; 18,18; 22,18; 26,4 y 28,14.

48,22 Está fuera de contexto y es difícil de explicar. Supone una conquista militar de Siquén y un reparto de la tierra entre los doce hermanos. La profecía juega con el significado del topónimo shekem = hombro. Como si dijera: te doy un hombro por encima de, bien aludiendo a la mayor altura de José (cfr. 1 Sm 10,23), o a una porción especial en el banquete (cfr. 1 Sm 4s). La narración de la muerte continúa en 49,33-50,1.

GÉNESIS. CAPÍTULO 47.

Jacob en Egipto

471José fue a informar al Faraón:
-Mi padre y mis hermanos, con sus ovejas y vacas y todas sus posesiones, han venido de Canaán y se encuentra en Gosén.
2Entre sus hermanos, escogió cinco, y se los presentó al Faraón.
3El Faraón les preguntó:
-¿Cuál es vuestra ocupación?
Respondieron:
-Tus siervos son pastores de ovejas, lo mismo nosotros que nuestros padres.
4Y añadieron:
-Hemos venido a residir en esta tierra, porque en Canaán aprieta el hambre y no hay pastos para los rebaños de tus siervos; permite a tus siervos establecerse en Gosén.
5El Faraón dijo a José:
6b-Que se establezcan en Gosén, y si conoces entre ellos algunos con experiencia, ponlos a cargo de mi ganado.
5b Cuando Jacob y sus hijos llegaron a Egipto, se enteró el Faraón, rey de Egipto, y dijo a José:
-Tu padre y tus hermanos han llegado a verte; 6a la tierra de Egipto está a tu disposición, instala a tu padre y a tus hermanos en lo mejor de la tierra.
7José hizo venir a su padre Jacob y se lo presentó al Faraón. 8El Faraón preguntó a Jacob:
-¿Cuántos años tienes?
9Jacob contestó al Faraón:
-Ciento treinta han sido los años de mis andanzas, pocos y malos han sido los años de mi vida, y no llegan a los años de mis padres, ni al tiempo de sus andanzas.
10Jacob bendijo al Faraón y salió de su presencia.
11José instaló a su padre y a sus hermanos y les dio propiedades en Egipto, en lo mejor del país, en la región de Ramsés, como había mandado el Faraón. 12Y dio pan a su padre, a sus hermanos y a toda la familia de su padre, incluidos los niños.

Política de José

13En todo el país faltaba el pan, porque el hambre apretaba y agotaba la tierra de Egipto y la de Canaán. 14José acumuló todo el dinero que había en Egipto y en Canaán a cambio de los víveres que ellos compraban, y reunió todo el dinero en casa del Faraón.
15En Egipto y en Canaán se acabó el dinero, de modo que acudían a José, diciendo:
-Danos pan o moriremos aquí mismo, porque se nos ha acabado el dinero.
16José contestó:
-Traedme vuestro ganado y os daré pan a cambio de él si se os ha acabado el dinero.
17Ellos traían el ganado a José, y éste les daba pan a cambio de caballos, de ovejas, de vacas, de asnos; durante un año los estuvo alimentando a cambio de todo su ganado.
18Pasado aquel año, volvieron a él al año siguiente, diciendo:
-No podemos negar a nuestro señor que, terminado el dinero y el ganado y los animales cobrados por nuestro señor, sólo nos queda que ofrecer a nuestro señor nuestras personas y nuestros campos.
19¿Por qué perecer en tu presencia nosotros y nuestros campos? Tómanos a nosotros y a nuestros campos a cambio de pan, y nosotros, con nuestros campos, seremos siervos del Faraón; danos semilla para que vivamos y no muramos, y nuestros campos no queden desolados.
20José compró para el Faraón toda la tierra de Egipto, pues todos los egipcios vendían sus campos, porque arreciaba el hambre; así, la tierra vino a ser propiedad del Faraón, 21 y a todo el pueblo lo hizo siervo, de un extremo a otro del país. 22Sólo dejó de comprar las tierras de los sacerdotes, porque el Faraón les pasaba una porción y vivían de la porción que les daba el Faraón; por eso no tuvieron que vender sus campos.
23José dijo al pueblo:
-Hoy os he comprado a vosotros, con vuestras tierras, para el Faraón. Aquí tenéis simiente para sembrar los campos. 24Cuando llegue la cosecha, daréis la quinta parte al Faraón, las otras cuatro partes os servirán para sembrar y como alimento para vosotros, vuestras familias y niños.
25Ellos respondieron:
-Nos has salvado la vida, hemos alcanzado el favor de nuestro señor; seremos siervos del Faraón.
26Y José estableció una ley en Egipto, hoy todavía en vigor: que una quinta parte es para el Faraón. Solamente las tierras de los sacerdotes no pasaron a ser propiedad del Faraón.
27Israel se estableció en Egipto, en el territorio de Gosén; adquirió propiedades allí y creció y se multiplicó en gran manera. 28Jacob vivió en Egipto diecisiete años, y toda su vida fueron ciento cuarenta y siete años.

Muerte de Jacob: Efraín y Manasés

29Cuando se acercaba para Israel la hora de morir, llamó a su hijo José y le dijo:
-Si he alcanzado tu favor, coloca tu mano bajo mi muslo y promete tratarme con amor y lealtad; no me entierres en Egipto. 30Cuando me duerma con mis padres, sácame de Egipto y entiérrame en la sepultura con ellos.
Contestó José:
-Haré lo que pides.
31Insistió él:
-Júramelo.
Y se lo juró.
Entonces Israel hizo una inclinación hacia la cabecera de la cama.

Explicación.

47,7-10 Imaginemos y ponderemos el aparato de la visita, que el autor nos ahorra. El Faraón es considerado uno de los grandes soberanos del momento; su país está desempeñando el oficio de alimentar a toda clase de poblaciones hambrientas. Egipto es potencia benéfica, garantía de supervivencia. El Faraón concede audiencia a un jeque extranjero porque es el padre de su favorito. En el esplendor complicado de la corte recibe al beduino emigrante. La escena tiene algo de cuento. Jacob no se postra rindiendo homenaje; su hijo lo coloca "de pie" ante el Faraón (que naturalmente esetá sentado). Jacob no solicita beneficios del monarca, lo bendice (al revés que Melquisedec a Abrán; cfr. Heb 7,7).

Jacob, que recibió las bendiciones paterna y patriarcal de Isaac, es ahora portador de bendición. El soberano de un mundo tiene algo que recibir de un jeque extranjero. El diálogo que sigue expresa quizá el estupor del monarca. La respuesta es cortés, con un toque de humor. Su vida y la de los antepasados ha consistido en andar errante y peregrino, trashumando, como residentes provisorios en tierra no poseída. No se registra la respuesta del Faraón.

47,11 La noticia sobre la propiedad de terrenos sirve de contraste a lo que sigue en el texto actual.

47,13-26 En efecto, mientras los hermanos de José se establecen y adquieren propiedades, los súbditos egipcios las van perdiendo todas. Mientras ellos conducen una vida libre de pastores, con el alimento asegurado, los otros se van convirtiendo en esclavos de la corona. José muestra su habilidad en un proceso económico de amplitud nacional, a favor del monarca, a expensas del pueblo. El narrador parece aprobarlo. Se trata de una acumulación de propiedad y poder en manos del soberano, hasta el monopolio estatal; y avanza en tres etapas: pago en dinero, pago en ganado, pago en libertad.

Jurídicamente todo el pueblo se convierte en siervos de la gleba del Faraón. El tema de la esclavitud, que inició la historia de José, alcanza aquí una cumbre sombría. Los hermanos se habían ofrecido como esclavos al visir, y éste no lo aceptó; ahora proclama esa situación para todo el pueblo. La respuesta popular ratifica la transacción en una frase terrible: esclavos, pero vivos; vivos, pero esclavos. La tensión de ambos valores retornará con fuerza en los relatos de la salida de Egipto.

47,19 Neh 5,3.

47,24 Is 55,10.

47,26 Noticia etiológica, o de causas, que atribuye a José el origen de una ley. Véase el estatuto del rey, de tono polémico, en 1 Sm 8. 

47,27 Sal 105,24.

47,29-31 La muerte de Jacob cierra el ciclo patriarcal propiamente dicho. Véase 23,19-2): Jacob tiene que retornar, aunque sea muerto, al país de Canaán.

47,31 Quizá en gesto de adoración y reverencia de Dios. Heb 11,21 da otra versión: "se postró apoyándose en el puño de su bastón".

GÉNESIS. CAPÍTULO 46.

Jacob va a Egipto (Gn 28)

461Israel se puso en camino con todo lo suyo; llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2De noche, en una visión, Dios dijo a Israel:
-¡Jacob, Jacob!
Respondió:
-Aquí estoy.
3Le dijo:
-Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en un pueblo numeroso. 4Yo bajaré contigo a Egipto y yo te haré subir. José te cerrará los ojos.
5Jacob partió de Berseba. Los hijos de Israel montaron a su padre Jacob, a los niños y las mujeres en los carros que el Faraón había enviado para su transporte.
6Tomaron el ganado y las posesiones adquiridas en Canaán y se dirigieron a Egipto, Jacob con toda su descendencia. 7A sus hijos y nietos, a sus hijas y nietas, a todos los descendientes los llevó consigo a Egipto.
8Nombres de los hijos de Israel que emigraron a Egipto: Rubén, primogénito de Jacob; 9hijos de Rubén: Henoc, Falú, Jesrón y Carmí; 10hijos de Simeón: Yemuel, Yamín, Ohad, Yaquín, Sójar y Saúl, hijo de la cananea; 11hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí; 12hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zéraj; Er y Onán habían muerto en Canán; hijos de Fares: Jesrón y Jamul; 13hijos de Isacar: Tolá, Puvá, Yasub y Simrón; 14hijos de Zabulón: Séred, Elón y Yajleel. 15Hasta aquí los descendientes de Lía y Jacob en Padán Aram, además la hija Dina; total entre hombres y mujeres, treinta y tres.
16Hijos de Gad: Sifión, Jaguí, Suní, Esbón, Erí, Arodí y Arelí; 17hijos de Aser: Yimná, Yisvá, Yisví, Beriá y su hermana Seraj; hijos de Beriá: Héber y Malquiel. 18Hasta aquí los hijos de Jacob y Zilpa, la criada que Labán dio a su hija Lía; total, dieciséis personas.
19Hijos de Raquel, la mujer de Jacob: José y Benjamín. 20Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On, dio a José dos hijos en Egipto: Manasés y Efraín. 21Hijos de Benjamín: Bela, Béquer y Asbel; hijos de Bela: Guerá, Naamán, Ejí, Ros, Mupín, Jupín y Ared. 22Hasta aquí los descendientes de Raquel y Jacob; total, catorce personas.
23Hijos de Dan: Jusín; 24hios de Neftalí: Yajseel, Guní, Yéser y Silén. 25Hasta aquí los hijos de Jacob y Bilha, la cridada que Labán dio a su hija Raquel; total, siete personas.
26Todas las personas que emigraron con Jacob a Egipto, nacidos de él, sin contar las nueras, eran en total sesenta y seis. 27Añadiendo los dos hijos nacidos a José en Egipto, la familia de Jacob que emigró a Egipto hace un total de setenta.

Encuentro de Jacob y José

28Despachó por delante a Judá a casa de José, para que preparara el camino de Gosén. Cuando se dirigían a Gosén, José mandó enganchar la carroza y subió hacia Gosén a recibir a su padre Israel. Al llegar a su presencia, se le echó al cuello y lloró abrazado a él. 30Israel dijo a José:
-Ahora puedo morir, después de haberte visto en persona y vivo.
31José dijo a sus hermanos y a la familia de su padre:
-Voy a subir a informar al Faraón: mis hermanos y la familia de mi padre, que vivían en Canaán, han venido a verme. 32Son pastores de ovejas, que cuidan del ganado; se han traído las ovejas y las vacas y todas sus posesiones. 33Cuando el Faraón os llame para informarse de vuestra ocupación 34le diréis: "Tus siervos son pastores desde la juventud hasta hoy, lo mismo nosotros que nuestros padres". Y os dejará habitar en Gosén (pues los egipcios consideran impuros a los pastores).

Explicación.

46,1-7 Antes de abandonar el territorio de Caná, Jacob tiene una visión. Es manifiesta la intención del autor de seguir jalonando el itinerario del patriarca con manifestaciones y comunicaciones divinas (28; 31,3.11-13; 32,26-33; 35,9-15). La bajada a Egipto es una nueva decisiva peregrinación. Abandonar el país de Caná sólo se puede hacer con anuencia de Dios. La promesa de crecer hasta convertirse en un pueblo numeroso se cumplirá en Egipto. En estos versos se mezclan y funden los nombres Jacob e Israel.

468-27 Es una lista oficial, que encontramos integrada en el primer libro de las Crónicas.

46,8 Sal 105,23.

46,27 Dt 10,22.

46,28 Gosén es la tierra septentrional, próxima a la frontera, lo cual facilitará la salida de los israelitas en el momento oportuno.

46,28-30 El encuentro de padre e hijo, después de cuanto precede, era para el narrador una escena difícil de realizar. Se encuentra sin remedio en la ladera anticlimática del relato. La solución que adopta es la economía: un movimiento, un gesto, una frase. José sale al encuentro de su padre cortésmente, filialmente; la carroza le sirve para ganar tiempo y mostrar su categoría política. El gesto, un abrazo con lágrimas, anula un punto de los sueños, ya que el padre no se postra ante él. La frase junta los extremos muerte y vida, como relevo de generaciones. La muerte del padre da paso al protagonismo pleno del hijo, la vida del hijo da serenidad a la retirada del padre (cfr. Eclo 1,4). Pero no morirá enseguida, porque le queda todavía la tarea de bendecir.

"Ver el rostro": el rostro identifica la persona, el ver instaura la certeza. Tus hermanos me han hablado de ti, ahora te han visto mis ojos. La visión confirma y corrige la imagen de la fantasía. En la imaginación del padre ha persistido la imagen de un José adolescente. La vista personal compara la imagen preservada con la presencia actual: es el mismo esta nueva imagen, de un José adulto, noble, señor de un reino, hijo cariñoso, es la última que quiere conservar el padre.

46,31-34 Para pastores trashumantes el traslado a Egipto es una transmigración. El pastoreo supone mejor arraigo en la tierra: es la tradición patriarcal de "andanzas". Esa actividad es tabú para los egipcios. Sobre relaciones de pastores y labradores hay que recordar desde Gn 4 hasta Jr 35.

46,34 No está claro quién pronuncia la última frase, si José mismo o el narrador en un aparte.

"Impuro" en sentido sacro.

GÉNESIS. CAPÍTULO 45.

Reconocimiento (Sal 133)

451José no puedo contenerse en presencia de su corte y ordenó:
-Salid todos de mi presencia. 
Y no quedó nadie con él cuando José se dio a conocer a sus hermanos. 2Rompió a llorar tan fuerte, que los egipcios lo oyeron y la noticia llegó a casa del Faraón. 3José dijo a sus hermanos:
-Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?
Sus hermanos, por la turbación, no supieron que responder. 4José dijo a sus hermanos:
-Acercaos.
Se acercaron, y les dijo:
-Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. 5Pero ahora no os aflijáis ni os pese haberme vendido aquí; porque para salvar vidas me envió Dios por delante. 6Llevamos dos años de hambre en el país y nos quedan cinco sin siembre ni siega. 7Dios me envió por delante para que podáis sobrevivir en este país, para conservar la vida a muchos supervivientes. 8Pues bien, no fuisteis vosotros quienes me enviasteis acá, sino Dios; me hizo ministro del Faraón, señor de toda su corte y gobernador de Egipto. 9Aprisa, subid a casa de mi padre y decirle: "Esto dice mi hijo José: Dios me ha hecho señor de todo Egipto; baja acá conmigo sin tardar. 10Habitarás en la región de Gosén y estarás cerca de mí: tú y tus hijos y tus nietos, tus ovejas y vacas y todas tus posesiones. 11Quedan cinco años de hambre: yo te mantendré allí, para que no os falte nada a ti ni a tu familia ni a tus posesiones". Con  vuestros ojos estáis viendo, y también mi hermano Benjamín lo ve, que os hablo en persona. 13Contadle a mi padre mi prestigio en Egipto y todo lo que habéis visto y traed acá a mi padre cuanto antes.
14Y echándose al cuello de Benjamín, su hermano, rompió a llorar y lo mismo hizo Benjamín.
15Después besó llorando a todos los hermanos. Sólo entonces le hablaron sus hermanos.
16Cuando llegó al palacio del Faraón la noticia de que habían venido los hermanos de José, el Faraón y su corte se alegraron. 17El Faraón dijo a José:
-Da las siguientes instrucciones a tus hermanos: cargad las acémilas y volved a Canaán, 18tomad a vuestro padre y a su familia y volved acá; yo os daré lo mejor de Egipto y comeréis lo más sustancioso del país. 19Mándales también: Tomad carros de Egipto para transportar en ellos a niños y mujeres y a vuestro padre, y volved. 20No os preocupéis por vuestro ajuar, porque lo mejor de Egipto será vuestro.
21Así lo hicieron los hijos de Israel. José les dio carros, según las órdenes del Faraón, y provisiones para el viaje. 22Además dio a cada uno una muda de ropa y a Benjamín trescientos pesos de plata y cinco mudas de ropa. 23A su padre le envió diez asnos cargados de productos de Egipto, diez borricas cargadas de grano y vituallas para el viaje de su padre. 24Despidió a sus hermanos y, cuando se iban, les dijo:
-No riñáis por el camino.
25Subieron de Egipto, llegaron a Canaán, a casa de su padre Jacob, 26y le comunicaron la noticia:
-José está vivo y es gobernador de Egipto.
Se le encogió el corazón sin poder creerlo. 27Ellos le repitieron cuanto les había dicho José. Cuando vio los carros que José había enviado para transportarlo, su padre Jacob recobró el aliento. 28Y dijo Israel:
-¡Basta! Está vivo mi hijo José; lo veré antes de morir.

Explicación.

45,1-2 José despeja la sala de toda presencia política, que estorba. El asunto es familiar, y hay que crearle un espacio acotado. Por tercera vez José llora (42,24; 43,30). Siguiendo el módulo narrativo de la duplicación, la identificación se da en dos tiempos: "yo soy José" y "yo soy José vuestro hermano". Este término se pronuncia doce veces en el capítulo. Al identificarse evoca en la sala la presencia espiritual de Jacob, como sombra protectora, como polo y fuerza de unificación.

45,3-4 Se explica el desconcierto: están ante la víctima de sus envidias y traición. Pero se tienen que acercar al lejano, al distante; el acercamiento material expresa el espiritual. Esta vez no hay postraciones. 

45,5-8 José interpreta la historia en clave teológica. Es un texto formalmente muy elaborado, con repeticiones y rimas. "Me vendisteis" es el hecho empírico; "Dios me envió" es la acción de Dios, la "misión"; "por delante" según designio previsto; "para que podáis sobrevivir" es la finalidad de Dios, "salvar vidas". Aquí suena la teología del "resto", por el cual continúa la salvación histórica.

José había soñado la historia por adelantado y la había predicho interpretando sueños ajenos. Ahora interpreta el pasado: el punto de llegada define el movimiento: ese punto es la vida. Además el camino, ya rematado en su término, permite descubrir su arranque, por encima de la mirada empírica.

José tiene que exorcizar la culpa y el sentido de culpabilidad de los hermanos. La culpa quedó primero sumergida por acción del tiempo, y José la hizo aflorar a la conciencia. Una vez presente allí, había provocado turbación, miedo, sospecha. El modo de exorcizarla es: por un lado, contar con el arrepentimiento que la ha borrado y la tribulación que la ha expiado; por otro lado, mostrar que aun la culpa queda sujeta por las riendas que Dios controla. Al referirse al Dios común y al padre común realizan una convergencia que los une.

45,8 Gn 50,20s; Prov 16,9.

45,12-13 Son como una peroración. Lo que han visto y oído lo han de contar; y lo más importante es haber visto y oído a José en persona. Si están reunidos los doce hermanos, falta el padre, debe venir cuanto antes.

45,14-15 Recuerda el abrazo de Esaú y Jacob (33,4). Se reanuda el diálogo auténtico, a sabiendas y en paz. Sólo ahora pueden hablar en la nueva situación, a conciencia; vencida la ignorancia que alzaba una barrera en el diálogo, pues mientras José hablaba a los hermanos, ellos hablaban al visir.

45 16,20 El círculo familiar se abre de nuevo al círculo político. La oferta del Faraón puede encerrar agradecimiento e interés propio: para no perder a su eficiente visir. En perspectiva posterior, esta bajada de la familia patriarcal a Egipto supera el viaje provisorio de Abrán, y la estancia de Jacob en Jarán. La estancia en Egipto será una etapa histórica de los "hijos de Israel-Jacob".

45,21-24 Retorna el motivo del vestido. Y el consejo final: que no sea efímera la hermandad recobrada, que las ventajas de Benjamín no susciten envidias, que Rubén y Judá no recriminen. El autor lo condensa en una frase escueta.

45,25-28 Jacob recibe la noticia en dos tiempos. A lo largo de los años Jacob había aprendido a convivir con su pena, a alimentarse y consumirse de recuerdos. De repente, con una frase, le anulan un largo período y le juntan violentamente el presente con un pasado perdido. Y las dos imágenes no encajan: el adolescente malogrado y el adulto encumbrado. Como si José hubiera saltado de la adolescencia ingenua y soñadora a una madurez cargada de responsabilidades. Es demasiado: su corazón no puede con tanto y desfallece. El gozo presente será el último compás o el último movimiento de su vida. Es como si una posibilidad, ya que no una esperanza, hubiera prolongado sus años. El vacío ahondado de muchos años se llenará en un momento de ver al hijo. Si fuera sólo la descendencia y el apellido, le quedan once hijos. Si fuera sólo el recuerdo de Raquel, le queda Benjamín. Tampoco es la gloria del hijo, orgullo legítimo de un padre. Es escuetamente su hijo, vivo. Eso es todo.


GÉNESIS. CAPÍTULO 44.

Benjamín culpable

441Después encargó al mayordomo:
-Llénales los sacos de víveres a esos hombres, todo lo que quepa, y pon el dinero en la boca de cada saco, 2y mi copa de plata la pones en la boca del saco del menor con el dinero de la compra.
Él cumplió en encargo de José.
3Al amanecer dejaron partir a los hombres con sus asnos. 4Apenas salidos, no se habían alejado de la ciudad, José dijo al mayordomo:
-Sal en persecución de esos hombres y, cuando los alcances, les dices: "¿Por qué habéis pagado mal por bien? 5(¿Por qué habéis robado la copa de oro?). Es la que usa mi señor para beber y para adivinar. Está muy mal lo que habéis hecho".
6Cuando les dio alcance, les repitió estas palabras. 7Ellos respondieron:
-¿Por qué dice eso nuestro señor? ¡Lejos de tus servidores obrar de tal manera!
8Si el dinero que encontramos en la boca de los sacos te lo hemos traído desde Canaán, ¿por qué íbamos a robar en casa de tu amor oro y plata? 9Si se la encuentras a uno de tus servidores, que muera; y nosotros seremos esclavos de nuestro señor.
10Respondió él:
-Sea lo que habéis dicho: a quien se la encuentre, será mi esclavo; los demás quedaréis libres.
11Bajó cada uno aprisa su saco al suelo y cada uno abrió su saco ç.
12Él los fue registrando empezando por el del mayor y terminando por el del menor: la copa fue hallada en el saco de Benjamín. 13Se rasgaron las vestiduras, cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.

Tercer encuentro

14Judá y sus hermanos entraron en casa de José -él estaba todavía allí- y se echaron de bruces. 15José les dijo:
-¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabéis que uno como yo es capaz de adivinar?
16 Contestó Judá:
-¿Qué podemos responder a nuestro señor? ¿Qué diremos para probar nuestra inocencia? Dios ha descubierto la culpa de tus servidores. Somos esclavos de nuestro señor, tanto nosotros como aquel a quien se le encontró la copa.
17Respondió José:
-¡Lejos de mí hacer tal cosa! Al que se le encontró la copa será mi esclavo; vosotros subid en paz a casa de vuestro padre.

Defensa de Judá

18Entonces Judá se acercó a él y le dijo:
-Permíte, señor, a tu servidor dirigir unas palabras a su señor; no te enfades con tu servidor. Pues tú eres el Faraón. 19Mi señor preguntó a sus servidores si teníamos padre o algún hermano. 20Nosotros respondimos a mi señor: "Tenemos un padre anciano con un chico pequeño nacido en su vejez. Un hermano suyo murió y sólo le queda éste de aquella mujer. Su padre lo adora". 21Tu dijiste a tus servidores que te lo trajéramos para conocerlo personalmente. 22Respondimos a mi señor: "El muchacho no puede dejar a su padre; si lo deja, su padre morirá". 23Tú dijiste a tus servidores: "Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme". 24Cuando volvimos a casa de tu servidor, nuestro padre, y le comunicamos lo que decía mi señor, 25nuestro padre respondió: "Volved a comprarnos víveres". 26Le dijimos: "No podemos bajar si no viene con nosotros nuestro hermano menor; pues no podemos ver a aquel hombre si no nos acompaña nuestro hermano menor". 27Nos respondió tu servidor, nuestro padre: "Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: 28uno se alejó de mí y pienso que lo descuartizó una fiera, pues no he vuelto a verlo. 29Si me arrancáis también a éste de mi lado y le sucede una desgracia, daréis con mis canas, de pena, en la tumba". 30Ahora bien, si vuelvo a tu servidor, mi padre, sin llevar conmigo al muchacho, a quien quiere con toda su alma, 31cuando vea que falta el muchacho, morirá; y tu servidor habrá dado con las canas de tu servidor, mi padre, de pena, en la tumba. 32Además tu servidor ha salido fiador por el muchacho, ante mi padre, asegurando: "Si no te lo traigo, mi padre rompe conmigo para siempre". 33En conclusión: deja que tu servidor se quede como esclavo de mi señor en lugar del muchacho y que el muchacho vuelva con sus hermanos. 34Pues ¿cómo puedo volver a mi padre sin llevar el muchacho conmigo, para ver la desgracia que se abatirá sobre mi padre?

Explicación.

44,1-13 José planta un cuerpo del delito, una prueba falsa, para provocar un pleito. Conviene recordar en este punto el hurto de Raquel y la querella de Labán (cap.31). El pleito supone una relación comercial y extracomercial: se configura como robo con agravantes. El pleito emplea el estilo propio del género, con la variante de dos instancias judiciales. El pleito dará lugar a equívocos significativos.

44,3-13 En la primera sesión acusa al mayordomo: el que los había tranquilizado antes con tanta seguridad (43,23). Acusación genérica, "devolver mal por bien" (Sal 38,21), y específica, controlable. En hebreo falta la frase puesta en paréntesis, (tomada del griego): un relativo sin antecedente, como dándolo por demasiado conocido. A quién se le ocurre robar un objeto tan personal e inconfudible, que el amo echa enseguida de menos.

Ellos rechazan indignados la acusación, aduciendo argumentos judiciales, especialmente la prueba de la analogía en el caso del dinero escondido en los sacos. Su seguridad es tan grande, tan compartida, que lanzan un desafío -como Jacob en el caso de Raquel (cap.31)-. Con su ignorancia, también compartida, pronuncian sentencia de muerte contra Benjamín.

44,10-12 El mayordomo comienza estrechando la pena al culpable solo. Los hermanos habían hecho un acto de solidaridad, si no hasta la muerte, reservada al culpable, sí hasta la esclavitud perpetua. El mayordomo rompe la solidaridad en nombre de la justicia. Pero el paso espiritual de los hermanos está dado, y el proceso seguirá.

44,13 Rasgarse los vestidos era el gesto de Rubén y de Jacob (37,29.34); se repite sin palabras. Volver a la ciudad es tácitamente apelar al tribunal superior. Y es acto de solidaridad, porque no se forman dos grupos divergentes. Aunque jurídicamente los diez son inocentes, no abandonan a Benjamín a su suerte. Gn 37,29.34.

44,14-17 El juicio en segunda instancia. José multiplica la confusión y el desconcierto. Un juez tiene que informarse y averiguar (Prov 25,2). Pues bien, José posee don de adivinar, ya comprobado; y no lo ha periddo porque le hayan sustraído la copa mántica. Pero metiendo misterio donde no lo hay y exigiendo ser creído con una prueba falsa, multiplica la confusión y el desconcierto acumulados.

Por vía judicial los hermanos nada pueden aducir en su descargo. Aunque se saben inocentes, el visir tiene el saber y el poder y el derecho aparente. Judá pronuncia una confesión y se somete a una pena colectiva: esclavitud para todos. Nuevo acto de solidaridad en la pena sin que haya precedido complicidad en la culpa reciente. Todos por Benjamín y con Benjamín.

En la confesión se adensa la ironía dramática en dos planos. Judá confiesa la culpa: no la culpa de que son acusados, sino otra culpa que Dios ha perseguido y descubierto. Lo dice pensando que el visir no entiende el doble sentido. José lo entiende y lo toma como señal positiva de conversión. La última frase de José es el colmo: como si pudieran ir en paz dejando a Benjamín como esclavo vitalicio.

44,15 Prov 25,2.

44,18-34 Se adelanta Judá y, en nombre de todos y suyo, pronuncia un gran discurso. Elimina de él toda referencia política para concentrarse en la esfera familiar. Elimina lo que podría sonar como insinuación contra el visir, para acumular lo que puede conmover como hombre; y deja el aspecto jurídico para el final. Selecciona como personajes centrales a Benjamín y a su padre: ¿es justa la crueldad contra un padre anciano por defender un derecho personal lesionado?

José escucha en silencio. Su misión no es simplemente repartir grano y dispensar compasión, sino recompensar una hermandad quebrada. El final victorioso de la prueba llega cuando Judá pasa de la evocación emotiva al planteamiento jurídico. Está en juego una garantía formal, que el visir ha de respetar en justicia. De acuerdo con la garantía dada (43,9), Judá toma sobre sí la responsabilidad plena y pide pagar en lugar de su hermano. O sea, esclavitud perpetua, extrañamiento definitivo de la casa paterna, pérdida de derechos en la descendencia patriarcal. Con tal de tener a Benjamín, el padre se resignará a perder a Judá.

El amor filial gravita sobre el amor fraternal y lo refuerza. Las palabras, el recuerdo, el nombre invocado del padre actúan y colaboran en la transformación espiritual. Al aceptar la esclavitud en lugar de Benjamín, Judá es realmente hermano. La hermandad ha sido recompuesta y es posible el reconocimiento.

GÉNESIS. CAPÍTULO 43.

Segundo encuentro

431El hambre apretaba en el país. 2Cuando se terminaron los víveres que habían traído de Egipto, su padre les dijo:
-Volved a comprarnos provisiones.
3Le contestó Judá:
-Aquel hombre nos aseguró: "No os presentéis a mí sin vuestro hermano". 4Si permites a nuestro hermano venir con nosotros, bajaremos a comprarte provisiones. 5Si no lo permites, no bajaremos. Pues aquel hombre nos dijo: "No os presentéis a mí sin vuestro hermano".
6Israel les dijo:
-¿Por qué me habéis hecho daño diciendo a ese hombre que os quedaba otro hermano?
7Replicaron:
-Aquel hombre nos preguntaba por nosotros y por nuestra familia: si vivía nuestro padre, si teníamos otro hermano. Y nosotros respondimos a sus preguntas. ¿Cómo íbamos a saber que nos mandaría llevar a nuestro hermano?
8Judá dijo a Israel, su padre:
-Deja que el muchacho venga conmigo. Así iremos y salvaremos la vida y no moriremos nosotros, tú y los niños. 9Yo salgo fiador por él, a mí me pedirás cuentas de él. Si no te lo traigo y no te lo pongo delante, rompes conmigo para siempre. 10Si no hubiéramos dado largas, ya estaríamos de vuelta la segunda vez.
11Respondió su padre Israel:
-Si no queda más remedio, hacedlo. Tomad productos del país en vuestras alforjas y llevádselos como regalo a aquel señor: un poco de bálsamo, algo de miel, goma, mirra, pistacho y almendras. 12Y tomad doble cantidad de dinero, para devolver el dinero que os pusieron en la boca de los costales, quizá por descuido. 13Tomad a vuestro hermano y volved adonde aquel Señor. 14El Dios Todopoderoso lo haga compadecerse de vosotros para que os deje libres a vuestro hermano y a Benjamín. Si tengo que quedarme privado de hijos, me quedaré.
15Ellos tomaron consigo los regalos, doble cantidad de dinero y a Benjamín.
Partieron, bajaron a Egipto y se presentaron a José. 16Cuando José vio con ellos a Benjamín, dijo a su mayordomo:
-Hazlos entrar en casa. Que maten y guisen, pues al mediodía esos hombres comerán conmigo.
17El hombre cumplió las órdenes de José y los condujo a casa de José. 18Ellos se asustaron porque los llevaban a casa de José y se decían:
-Lo hacen a causa del dinero que metieron entonces en los costales; es un pretexto para acusarnos, condenarnos, retenernos como esclavos y quedarse con los asnos.
19Acercándose al mayordomo de José, le hablaron a la puerta de la casa.
20-Mira, señor: nosobros bajamos en otra ocasión a comprar víveres. 21Cuando llegamos a la posada y abrimos los sacos, encontró cada uno en la boca del saco el dinero, el peso cabal. Aquí lo traemos de vuelta, 22y otro tanto para comprar provisiones. No sabemos quién lo metió en los sacos.
23Respondió:
-Tranquilos, no temáis: vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, os lo escondió en los sacos. Vuestro pago lo recibí yo.
Y les sacó a Simeón. 24Así pues, el hombre los hizo entrar en casa de José, les sacó agua para lavarse los pies y echó pienso a los burros. 25Ellos fueron colocando los regalos, esperando a que llegase José al mediodía; pues habían oído decir que comerían allí.
26Cuando llegó José a casa, le presentaron los regalos que habían traído y se postraron en tierra ante él. 27Él les preguntó:
-¿Qué tal estáis? ¿Qué tal está vuestro anciano padre, del que me hablasteis?, ¿vive todavía?
28Le contestaron:
-Estamos bien tus siervos y nuestro padre; todavía vive.
Y se postraron.
29Echando una mirada vio José a Benjamín, su hermano materno, y preguntó:
-¿Es ése vuestro hermano menor, del que me hablasteis?
Y añadió:
-Dios te favorezca, hijo mío.
30A José se le conmovieron las entrañas, por su hermano, y le vinieron ganas de llorar; y entrando aprisa en la alcoba, lloró allí. 31Después se lavó la cara y salió, y dominándose mandó:
-Servid la comida.
32Le sirvieron a él por un lado, a ellos por otro y a los comensales egipcios por otro. Pues los egipcios no pueden comer con los hebreos: sería abominable para los egipcios. 33Se sentaron frente a él, empezando por el mayor y terminando por el menor. Ellos se miraban asombrados. 34José les hacía pasar  porciones de su mesa, y la porción para Benjamín era cinco veces mayor. Bebieron hasta embriagarse con él.

Explicación.

43,1-5 Jacob es el principal obstáculo para que la historia continúe. Parece inconsciente, embotado por el cultivo morboso de su pena. Da largas para no tomar la decisión oportuna; y cuando la toma, no quiere aceptar la condición indispensable. Toma la iniciativa Judá, martilleando la palabra "hermano"; y enfrenta a su padre con una alternativa radical.

43,6-7 Este busca una escapatoria infantil: no sabe afrontar el futuro urgente. ¿Qué saca con recriminar la supuesta imprudencia de los hijos? Ellos se disculpan indignados: ¿qué importa ahora que el visir tenga la culpa de todo si es él quien tiene el poder?

43,8-10 Judá conduce el asunto a sus términos urgentes. No propone represalias sangrientas, poco eficaces por exageradas (42,37); propone una especie de excomunión perpetua de la familia patriarcal. Imaginemos cómo suenan estas palabras para unos oyentes que conocen la dinastía davídica de la tribu de Judá y para otros que esperan su restauración. Judá pone en peligro una rama del árbol patriarcal, quizá la más importante. Después baja a la conclusión práctica, porque es el padre quien amenaza la vida de todos, con su tenaz y despiadada posesión de Benjamín.

43,11-14 Cuando Jacob finalmente cede, recobra la iniciativa y la agilidad para pensar y dar órdenes. Acumula los imperativos y concluye con una breve oración. En ella una cláusula suena con doble sentido: pide la "compasión de aquel hombre", del que lloró antes de encadenar a Simeón. El padre acepta el sacrificio por la supervivencia de todos.

43,14 1 Re 8,50.

43,15-34 El segundo encuentro de los hermanos con José culmina en un banquete en el que el grupo de los doce hermanos está materialmente recompuesto. Tanto que el lector puede esperar la reconciliación formal en los brindis. El banquete no es necesario en términos comerciales. Pero la esperanza del lector queda frustrada por la astucia del narrador, que se reserva otro episodio.

43,15-16 El detalle salientes es que José ve a su hermano Benjamín.

43,18 El clima de ignorancia ansiosa continúa y crece, alimentado por la conducta desconcertante del visir. La ansiedad e incertidumbre los hace temer lo peor: astutas maquinaciones de aquel hombre para retenerlos como esclavos.

43,23 El mayordomo responde en el tono de un profeta o sacerdote capacitado para pronunciar un oráculo de salvación: "no temáis" es fórmula técnica. Además muestra estar iniciado en las acciones secretas de un dios ajeno, "el Dios de vuestro padre". Ese Dios puede hacer cualquier cosa "a escondidas" y hacérselo saber a sus mensajeros, incluso extranjeros. En sentido obvio es falso que Dios lo haya hecho, en sentido profundo es verdad. El autor utiliza el personaje mayordomo para que ejecute las órdenes del visir y también las del narrador: para que adelante una clave teológica. En términos narrativos, el autor se ha propasado.

43,25 Los regalos son el don del padre al hijo perdido y no reconocido. Otro rasgo de ironía de situación; otro acto de preferencia, esta vez involuntaria.

43,26-31 En este segundo encuentro suceden dos nuevas postraciones. Se desarrolla en el plano familiar, sin referencias políticas. Suenan tres términos importantes: "paz" o bienestar, "favor" de Dios (cfr. 42,21) y "conmoción" (cfr. 42,14). José se conmueve, se retira, llora, se contiene. El narrador nos hace contar ya con el desenlace... y lo difiere.

43,32-34 El banquete se celebra según el protocolo: solemne, en silencio, hecho de gestos. El signo de unión subraya la separación, de dos culturas y posiciones sociales. El banquete adquiere un sentido suplementario en el contexto narrativo. Hambre y comida representan la muerte y la vida. En Egipto hay comida gracias a José, dispensador de vida. Sentados a la mesa y recibiendo porciones a discreción de José, los hermanos le están sometidos no menos que cuando se postraban ante él. El visir es un hombre enigmático (Prov 20,5). El banquete es don y sumisión correlativos. La diferencia arbitraria y ostentosa de trato a favor del menor es otro gesto de autoridad soberana, contra el que no vale rebelarse. El último es el primero; pero la prueba final será más grave. La atención de todos ha de concentrarse en él, nuevo protagonista del próximo episodio.


GÉNESIS. CAPÍTULO 42.

Los hermanos de José: primer encuentro

421 Al enterarse Jacob de que había grano en Egipto, 2dijo a sus hijos: 
-¿Qué hacéis pasmados? He oído que hay grano en Egipto: bajad allá y compradnos grano. Así viviremos y no moriremos.
3Bajaron, pues, diez hermanos de José a comprar grano en Egipto. 
4Jacob no envió con sus hermanos a Benjamín, hermano de José, no le fuera a suceder alguna desgracia. 5Los hijos de Israel llegaron en medio de otros viajeros a comprar grano, porque se pasaba hambre en el país cananeo.
6En el país mandaba José, él vendía le grano a todo el mundo; así que los hermanos de José llegaron y se postraron ante él rostro en tierra. 7Al ver a sus hermanos, José los reconoció, pero disimuló y les habló con dureza:
-¿De dónde venís?
Contestaron:
-De Canaán, a comprar alimentos.
8José reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron. 9Se acordó José de los sueños que había soñado sobre ellos y les dijo:
-¡Sois espías! Habéis venido a inspeccionar las zonas desguarnecidas del paús.
10Le contestaron:
-¡De ningún modo, señor! Tus servidores han venido a comprar alimentos. 11Somos todos hijos de un mismo padre, gente honrada; tus servidores no son espías. 
12Replicó:
-¿Cómo que no? Habéis venido a inspeccionar las zonas desguarnecidas del país.
13Le dijeron:
-Éramos doce hermanos tus servidores, hijos del mismo padre, de Canaán. El menor se ha quedado con su padre, otro ha desaparecido.
14Respondió José:
-Lo que yo os decía, que sois espías. 15Os pondré a prueba: no saldréis de aquí, ¡por vida del Faraón!, si no viene acá vuestro hermano menor. 16Despachad a uno de vosotros por vuestro hermano, mientras vosotros quedáis presos. Así probaréis que habéis dicho la verdad; de lo contrario, ¡por vida del Faraón!, sois espías.
17Y los hizo encarcelar por tres días. 18Al tercer día les dijo José:
-Haced lo siguiente y quedaréis con vida; que yo respeto a Dios. 19Si sois gente honrada, uno de los hermanos quedará aquí encarcelado y los demás iréis a llevar grano a vuestras familias hambrientas.
20Pero me traeréis a vuestro hermano menor. Así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.
Ellos accedieron. 21Y se decían:
-Estamos pagando el delito contra nuestro hermano: cuando lo veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso. Ahora nos toca a nosotros estar angustiados.
22Les respondió Rubén:
-¿No os decía yo que no pecaseis contra vuestro hermano? Pero no me hicisteis caso. Ahora nos piden cuenta de su sangre.
23No sabían que José los entendía, porque había usado intérprete.
24Él se retiró y lloró; después volvió a hablarles. Escogió a Simeón y lo hizo encadenar en su presencia.

Vuelta a Canaán

25José mandó que les llenaran los sacos de grano, que metieran el dinero pagado en cada saco y que les dieran provisiones para el viaje. Así se hizo. 26Ellos cargaron el grano en los asnos y se marcharon.
27En la posada uno de ellos abrió el saco para echar pienso al asno y descubrió el dinero en la boca del costal.
28Y dijo a sus hermanos:
-¡Me han devuelto el dinero!
Se les encogió el corazón del susto y se dijeron:
-¿Qué es lo que nos ha hecho Dios?
29Llegados a casa de su padre Jacob, en Canaán, le contaron todo lo sucedido.
30-El Señor del país nos habló con dureza declarándonos espías de su tierra.
31Le cotestaron que somos gente honrada, que no somos espías.
32Que éramos doce hermanos, hijos de un padre; que uno había desaparecido y el menos se había quedado con su padre en Canaán.
33El Señor del país nos contestó: Así sabré que sois gente honrada: dejaréis conmigo a uno de los hermanos, llevaréis provisiones a vuestras familias hambrientas 34y me traeréis a vuestro hermano menor. Así sabré que no sois espías, sino gente honrada; entonces os devolveré a vuestro hermano y podréis comerciar en mi país.
35Cuando vaciaron los sacos, encontró cada uno una bolsa de dinero en su saco. Viendo las bolsas de dinero, ellos y su padre se asustaron. 36Jacob, su padre, les dijo:
-¡Me dejáis solo! ¡José ha desaparecido, Simeón ha desaparecido y os queréis llevar a Benjamín. Todo se vuelve contra mi!
37Rubén contestó a su padre:
-Da muerte a mis dos hijos si no te lo traigo. Ponlo en mis manos y te lo devolveré.
38Contestó:
-¡No bajará mi hijo con vosotros! Su hermano a muerto y sólo me queda él. Si le sucede una desgracia en el viaje que emprendéis, de la pena daréis con mis canas en la tumba.

Explicación.

42 La acción se pone en marcha con la afluencia y confluencia de gente hacia Egipto. Primero egipcios de todas las zonas del país, después gente de todas partes; entre ellos los hijos de Jacob, que pasan desapercibidos entre la masa de viajeros. La acción exige que se dirijan personalmente al visir, sin intermediarios.

No para sí mismo, sino para otros ha recibido José poder; para beneficio de Egipto, de otros pueblos, y para continuar la historia que Dios comenzó con Abrahán. Mientras la salvación de Egipto se concreta en el alimento, la de sus hermanos exige un camino de purificación y conversión. José se convierte, no sólo en el señor ante quien se postran, sino en el juez que los escarmienta para que reconozcan su culpa y puedan recompensar la hermandad desgarrada. El amor de José tiene que diferir la solución. Se disfraza de dureza, se muestra en signos ambiguos, hace madurar la actitud del grupo, hasta que el amor resulta incontenible y se declara. Los hermanos recorren un camino oscuro, y ésa es su prueba; sobre él van cayendo rayos de luz. El lector sabe más que ellos, aunque menos que José: así se mantiene el interés y aflora la ironía. En este juego de ocultamiento hay alguien que entrelaza y guía los hilos, descubriendo poco a poco su designio, con inmensa discreción. Dios es el protagonista oculto.

42,3 El grupo recibe tres denominaciones: hermanos de José indica el papel en la trama, hijos de Jacob indica la familia patriarcal, hijos de Israel tiene valor político. Sin saberlo, Jacob encamina a sus hijos hacia el hermano desaparecido; y lo hace para conservar la vida. El verbo "vivir" recurre en 42,18; 43,8; 45,7.27; 47,19.25.28; 50,20.22.

42,6 Comienzan a cumplirse los sueños: los hermanos "se postran" como "siervos" (37,9s).

42,7-8 Empieza el juego de ignorancia y reconocimiento. José cuenta con ellos; ellos no cuentan con José, tienen bloqueado el mecanismo del reconocimiento. José actúa como guiado por un designio que se irá ejecutando en pasos calculados. Su factor principal es someter a los hermanos a la prueba, hasta que demuestren que son realmente hermanos.

42,9 Los planos familiar y político se empiezan a superponer y a cruzarse, generando una arista de ambigüedad sugestiva. La acusación es grave: espionaje político y militar (cfr. Nm 13; Jos 2). Aunque la acusación sea falsa, pronunciada por el visir es aterradora.

42,10-11 Ellos se refugian en el ámbito familiar: acuden a Egipto como a bienhechor, no como a objetivo militar. La referencia familiar "hijos de un mismo padre" da pie a José para apurar el efecto inmediato y para continuar su designio.

42,12-14 La referencia a los dos hermanos que faltan adensa la ironía de la situación. La expresión "ha desaparecido" es en hebreo ambigua: no está, / no existe. Para ellos uno de los hermanos "no existe"; pero existe y está presente.

42,15-16 La palabra "verdad" funciona en dos planos: es verdad lo que habéis dicho para disculparos; es verdad que os sentís y actuáis como hermanos. El arresto compartido de los nueve, sin saber cuánto durará, los intimida y hace reflexionar en grupo.

42,18-20 Cambio de táctica. El visir aduce su sentido religioso, "respeto a Dios": de ahí la decisión ética de no condenar a todos sin pruebas. Pero la cuestión sigue siendo de vida o muerte; vivir no es de momento cuestión de alimentos, sino de probar la verdad de cuanto han dicho.

42,18 Ex 2,17.

42,21-22 Las palabras de José han sido una llamada tácita a la hermandad. Ha usado como catalizador a Benjamín sin pronunciar  su nombre. Empiezan ellos a recapacitar y descubren que actúa una especie de ley del talión: por la "angustia" de José desoída, nos sucede seta "angustia" concreta, en la esfera de la hermandad. Ahora han enfilado el camino de la conversión, conduciendo la tribulación presente a su verdadera causa pretérita. Rubén se disocia de la culpa, no de la pena. Es Dios quien "pide cuentas" de la sangre, de un delito viejo y olvidado.

42,23-24 La referencia al intérprete es un refinamiento narrativo (que no existe en los relatos de Abrahán). El llanto privado de José sirve para explicitar el factor emotivo y para desdoblar al personaje en lo que finge y lo que siente, y el dolor de representar un papel ficticio e ingrato. Encadenar a Simón en presencia de todos es calculadamente cruel (se esperaría que le tocase a Rubén). Ellos son testigos impotentes, no insensibles.

42,23 2 Re 18,26.

42,25-28 El truco del dinero en los sacos cumple dos funciones. Primera, es devolver bien por mal; el que fue vendido por veinte monedas, devuelva ahora el dinero de una compra. No se enriquecerá a costa de su hambre. Segunda, desconcierta a los hermanos y los hace reflexionar y elevarse a un plano teológico, la intervención de Dios.

42,29-34 El informe al padre retorna de lo político a lo familiar. Pero, al retornar sobre el tema de la hermandad, muestran que lo llevan dentro, como enfermedad no curada. "Doce hermanos, hijos de un padre": ¿prueba la inocencia, la honradez?, ¿o más bien lo contrario? que han malvendido a un hermano y maltratado al padre.

42,35 El temor ante hechos no explicables puede ser más fuerte: no se teme lo malo, sino lo peor.

42,36 Como si la hermandad rota abriera una espiral de desgracias. El dolor del padre es factor activo, determinante, en el relato. ¿No es paradoja cruel que los hijos dejen al padre sin hijos?

42,37 Rubén hace una oferta heroica: hijos por hijo. Ofrece su amor y su apellido. Pero es una oferta descabellada: matar a dos nietos para resarcirse de un hijo. A no ser que escuchemos en esas palabras una seguridad expresada en términos hiperbólicos. Como si dijera: tan cierto como quiero a mis hijos, por la vida de ellos, te aseguro que traeré vivo y sano a Benjamín.

42,38 La negativa del padre es categórica. Y así sucede una pausa en el relato: mientras se alimentan de la libertad de Simeón. La primera expedición ha planteado más problemas de los que ha resuelto.