lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 19.

Sodoma. Pecado (Jue 19,20-25; Sab 19,13-17).

191Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la tarde. Lot, que estaba sentado a la puerta de la ciudad, al verlos, se levantó a recibirlos y se prosternó rostro en tierra. 2Y dijo:
-Señores míos, pasad a hospedaros a casa de vuestro siervo. Lavaos los pies y por la mañana seguiréis vuestro camino.
Contestaron:
-No; pasaremos la noche en la plaza.
3Pero él insistió tanto, que pasaron y entraron en su casa. Les preparó comida, coció panes y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad rodearon la casa: jóvenes y viejos, toda la población hasta el último. 5Y le gritaban a Lot:
-¿Dónde están los hombres que han entrado en tu casa esta noche? Sácalos para que nos acostemos con ellos.
6Lot se asomó a la entrada, cerrando la puerta al salir, 7y les dijo: 
8-Hermanos míos, no seáis malvados. Mirad, tengo dos hijas que no han tenido que ver con hombres; os las sacaré para que las tratéis como queráis, pero no hagáis nada a estos hombres que se han cobijado bajo mi techo.
9Contestaron:
-Quítate de ahí; este individuo ha venido como inmigrante y ahora se mete a juez. Pues ahora te trataremos a ti peor que a ellos.
10Y empujaban a Lot intentando forzar la puerta. Pero los visitantes alargaron el brazo, metieron a Lot en casa y cerraron la puerta. 11Y a los que estaban a la puerta, pequeños y grandes, los cegaron, de modo que no daban con la puerta.

Liberación de Lot

12Los visitantes dijeron a Lot:
-Si hay alguien más de los tuyos, yernos, hijos, hijas, a todos los tuyos de la ciudad sácalos de este lugar, porque la acusación presentada al Señor contra él es muy seria, y el Señor nos ha enviado para destruirlo.
14Lot salió a decirles a sus yernos -prometidos de sus hijas-:
-Vamos, salid de este lugar, que el Señor va a destruir la ciudad.
15Pero ellos lo tomaron a broma. Al amanecer, los ángeles urgieron a Lot:
-Anda, toma a tu mujer y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de la ciudad.
16Y como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad.
17Una vez fuera, le dijeron:
-Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes para no perecer.
18Lot les respondió:
19-No. Vuestro siervo goza de vuestro favor, pues me habéis salvado la vida tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. 20Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puede refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida.
21Le contestó:
22-Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues.
Por eso la ciudad se llama Zoar*.
23Cuando Lot llegó a Xoar, salía el sol.

Castigo de Sodoma (Dt 29,23; Is 1,9; Jr 49,18)

24El Señor desde el cielo hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. 25Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo.
26La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
27Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. 28Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio una humareda que subía del suelo, como el humo de un horno.
29Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.

Las hijas de Lot

30Lot subió de Zoar y se instaló en el monte con sus dos hijas, pues temía habitar en Zoar; así pues se instaló en una cueva con sus dos hijas. 31La mayor dijo a la menor:
-Nuestro padre ya es viejo y en la tierra ya no hay un hombre que se acueste con nosotras como se hace en todas partes. 32Vamos a emborrachar a nuestro padres y nos acostamos con él: así daremos vida a un descendiente de nuestro padre.
33Aquella noche embriagaron a su padre y la mayor se acostó con él, sin que él se diese cuenta cuando ella se acostó y se levantó. 34Al día siguiente la mayor dijo a la menor:
-Anoche me acosté yo con mi padre. Vamos a embriagarlo también esta noche y tú te acuestas con él: así daremos vida a un descendiente de nuestro padre.
35Embriagaron también aquella noche a su padre, y la menor fue y se acostó con él, sin que él se diese cuenta cuando ella se acostó y se lavantó. 36Quedaron encinta las dos hijas de Lot, de su padre. 37La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab*, diciendo: De mi padre (es el antecesor del Moab actual). 38También la menor dio a luz un hijo y lo llamó Amón* diciendo: Hijo de mi pueblo (es el antecesor de los amonitas actuales).

Explicación.

19,1 "Ángeles" o mensajeros que van a investigar en el puesto.

19,1-29 Sodoma ha dado nombre a un pecado y el fuego destructor se ha convertido en emblema y equivalente de castigo definitivo. Por eso se cita repetidas veces en la Biblia.

Este relato presenta como pecado la perversión sexual y el delito de lesa hospitalidad. Otros textos hablan de falsedad, injusticia, soberbia (Is 1,9-10; Jr 23,14; Ez 16,49s). La depravación sexual es delito cananeo (Lv 18,27; 20,23).

El delito contra la hospitalidad está subrayado por el contraste con la conducta de Abrahán (18,38) y Lot. Como paralelo complementario véase Jue 19 y la referencia en Sab 19.

19,2 El mismo gesto de hospitalidad de Abrahán.

19,3 La negativa quiere poner a prueba la sinceridad del ofrecimiento. La hospitalidad de Lot sirve de fondo de contraste.

19,5 Lv 20,13.

19,8 La fórmula conciliatoria "hermanos míos" apela a derechos sociales que amparan también a los emigrantes. El autor no condena la propuesta de Lot.

19,10-11 Los mensajeros han visto la depravación de la ciudad. Inútil salvarlos, en atención a Lot, cuando están dispuestos a cualquier violencia; perdonarlos y dejar a Lot entre ellos sería condenar al inocente sin convertir a los culpables. Ha llegado el momento de separar a inocentes de culpables.

19,13 Ez 16,49.

19,14 Los yernos están desposados, pero todavía no casados; las mujeres viven todavía en la casa paterna. La risa burlona de los jóvenes es su condenación, y no darán hijos a la línea de Lot. Jr 50,8; 51,6.

19,16 Cada ángel toma a dos de la mano y se forma una pequeña caravana de seis personas.

19,17 Sal 11,1.

19,22 Por llamarse y ser Pequeña, esta quinta ciudad se salva (cfr. Am 7,1-7). * = La Pequeña.

19,24-25 Los que encuentran en el relato alguna base histórica localizan las ciudades en el extremo meridional del Mar Muerto; toman la palabra hebrea "volcar" como indicio de terremoto y asignan al fuego origen petrolífero. Como relato literario se graba en la memoria de autores posteriores y emerge periódicamente: Dt 29,23; Is 1,9; 13,19; 34,9s; Jr 49,18; 50,40; Os 11,8s; Am 4,11; Sof 2,9; Lam 4,6.

19,26 Saga etiológica: había en la región una formación salina que, mirada desde cierto punto, se asemejaba a una mujer. el pueblo la llamaba "la mujer de Lot" y contaba su historia temerosa. (Compárese con la Mujer Muerta en el Guadarrama). Mira atrás con añoranza o curiosidad: su figura petrificada ha pasado a nuestra cultura como símbolo de nostalgia cobarde del pasado, una nostalgia que paraliza. Sab 10,7.

19,27 Gn 13,10.

19,28 Hay que contrastar esta mirada trágica con la mirada ilusionada de Lot en el ca.13.

19,29 Esta es la respuesta, positiva y limitada, a la petición de Abrahán.

19,30-38 El episodio quiere dar razón del origen de dos pueblos emparentados y vecinos de Israel. Para Moabitas y Amonitas las dos madres, con su decisión y astucia, han dado origen a dos pueblos hermanos sin mezcla de sangre extraña. Para Israel los vecinos son producto de dos incestos, de los que Lot no es culpable.

El tema del incesto ha fascinado a poetas y narradores, ha despertado la curiosidad de los etnólogos. Israel aborrece el incesto en algunos grados. A las hijas no les basta sobrevivir, no se contentan con una vida mutilada, suya y de su padre. La apetencia sexual (31) y mucho más el instinto de maternidad, las empuja a excogitar un remedio a su soledad, y a sobreponerse al horror, instintivo o cultural, al incesto. Comenta Orígenes: "Las hijas piensan que han quedado vivas ellas solas con el padre. Por eso arden en deseos de restaurar la raza humana y se consideran llamadas a recomenzar la historia. Aunque les parecía grave hurtar el abrazo a su padre, más grave les parecía la impiedad de permitir que se extinguiera la esperanza de posteridad a costa de salvar la virginidad".

El grito de la sangre, el ansia de una vida que debe continuar hermana a las futuras matriarcas de dos pueblos. Suministrando la droga del vino, engañando, violentando de algún modo al padre, estas dos mujeres ostentan una grandeza ambivalente, sombría y luminosa. Por ellas ha triunfado la vida. La gente de Sodoma no busca la vida, sino consumir la vida en el placer; ellas atienden al grito de la vida.

19,31 Is 3,25-4,1.

19,32 Hab 2,15.

19,37 Dt 23,41. * = Paterno.

19,38 * = Poblano.



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