lunes, 1 de febrero de 2016

GÉNESIS. CAPÍTULO 20.

Abrahán en Guerar (Gn 12,10-20; 26,1-11)

201Abrahán levantó las tiendas y se dirigió al Negueb, estableciéndose entre Cades y Sur. Mientras residía en Guerar, 2decía que Sara era hermana suya. Abimelec, rey de Guerar, mandó que le trajeran a Sara. 3Dios se apareció de noche, en sueños, a Abimelec, y le dijo:
-Vas a morir por haber tomado a esa mujer, que es casada.
4Abimelec, que no se había acercado a ella, respondió:
5-Pero, Señor, ¿vas a matar a un inocente? Si él me dijo que era su hermana, y ella que era su hermano. Lo he hecho de buena fe y con las manos limpias.
6Dios le replicó en sueños:
-Ya sé que lo has hecho de buena fe y con manos limpias; por eso no te dejé pecar contra mí ni te dejé tocarla. 7Pero ahora devuelve esa mujer casada a su marido; él es profeta y rezará por ti para que conserves la vida; pero si no se la devuelves, sabe que morirás tú con todos los tuyos.
8Abimelec madrugó, llamó a sus ministros y les contó todo el asunto. Los hombres se asustaron mucho. 9Después Abimelec llamó a Abrahán y le dijo:
-¿Qué has hecho con nosotros? ¿Qué mal te he hecho, para que nos expusieras a mí y a mi reino a cometer un pecado tan grave? Te has portado conmigo como no se debe.
10Y añadió:
-¿Temías algo para obrar de ese modo?
11Abrahán le contestó:
-Pensé que en este país no respetan a Dios y que me matarían por causa de mi mujer. 12Además, es realmente hermana mía; de padre, aunque no de madre, y la tomé por mujer. 13Cuando Dios me hizo vagar lejos de mi casa paterna, le dije: "Hazme este favor: en todos los sitios a donde lleguemos, di que soy tu hermano".
14Entonces Abimelec tomó ovejas, vacas, siervos y siervas y se las dio a Abrahán, devolviéndole a Sara, su mujer.
15Y le dijo:
-Ahí tienes mi tierra, vive donde te parezca.
16Y a Sara le dijo:
-He dado a tu hermano mil pesos de plata; así podrás mirar a la cara a todos los tuyos.
17Abrahán rezó a Dios y Dios curó a Abimelec, a su mujer y a sus concubinas, y dieron a luz. 18Pues el señor había cerrado el vientre a toda la casa de Abimelec por causa de Sara, mujer de Abrahán.

Explicación.

20,1-18 Clara variante de 12,10-20 (atribuida a E en la teoría documental). En su posición actual, en el curso de la narración, interrumpe la historia del nacimiento de Isaac y olvida que Sara tiene noventa años y está encinta. El interrogatorio confiere a la pieza un tono judicial o jurídico: el delito es adulterio; el acusado alega ignorancia y no haber consumado el delito, reconociendo por lo demás la razón de la amenaza.

También Abimelec apela a la justicia del Señor. El autor se esfuerza por suprimir o corregir cuanto pueda dejar en mal lugar a la pareja patriarcal: ella no ha sido violada, el patriarca es profeta e intercesor. Al entrar como residente en un país, atrae la intervención de su Dios; al quedarse, es canal de bendiciones.

20,3-7 Dios mismo se querella con el rey cananeo y éste replica alegando inocencia. Si la buena fe disculpa, y todavía no se ha consumado el delito, la situación se ha de enmendar inmediatamente. Una relación sexual con la mujer casada sería "pecado contra Dios" (cfr. Sal 51,6). La amenaza se vuevle advertencia.

20,3 Sal 105,13-15.

20,6 Sal 26,6.

20,7 Prov 6,29.

20,8-16 Ahora Abimelec se querella con Abrahán: ha puesto en peligro al rey a su reino. El patriarca no puede alegar ignorancia; pero se escapa con casuística sutil. La falta de sentido religioso, "respetar a Dios" genera injusticia e inmoralidad. El rey da dones en reparación y para congraciarse con el "profeta".

20,11 Prov 16,6.

20,16 Mirar a la cara: traducción conjetural de un gesto social desconocido; a la letra "cubrir los ojos". No queda infamada de haber estado en el harén real.

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