jueves, 21 de abril de 2016

LEVÍTICO. CAPÍTULO 14.

141El Señor dijo a Moisés:
2-Rito de purificación de las afecciones cutáneas:
3<<[a] El día que se presente el enfermo al sacerdote, el sacerdote saldrá fuera del campamento y comprobará que el enfermo se ha curado de su afección cutánea. 4Después mandará traer para el purificando dos aves puras, vivas, ramas de cedro, púrpura escarlata e hisopo.
5>>El sacerdote mandará degollar una de las aves en una vasija de loza sobre agua corriente. 6Después tomará el ave viva, las ramas de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, y los mojará, también el ave viva, en la sangre del ave degollada sobre agua corriente. 7Salpicará siete veces al que se está purificando de la afección, y lo declarará puro. El ave viva la soltará después en el campo.
8>>El purificando lavará sus vestidos, se afeitará completamente, se bañará y quedará puro. Después de esto podrá entrar en el campamento. Pero durante siete días se quedará fuera de su tienda. 9El séptimo día se rapará la cabeza, se afeitará la barba, las cejas y todo el pelo, lavará sus vestidos, se bañará y quedará puro.
10>>[b] El octavo día tomará dos corderos sin defecto, una cordera añal sin defecto, doce litros de flor de harina de ofrenda, amasada con aceite y un cuarto de litro de aceite.
11>>El sacerdote que oficie la purificación presentará todo esto, junto con el purificando, ante el Señor, a la entrada de la tienda del encuentro. 12El sacerdote tomará uno de los corderos y lo ofrecerá en sacrificio penitencial, junto con el cuarto de litro de aceite; los agitará ritualmente ante el Señor. 13Después degollará el cordero en el matadero de las víctimas expiatorias y holocaustos en lugar santo, porque la víctima penitencial, igual que las víctimas expiatorias, pertenecen al sacerdote: son porción sagrada.
14>>El sacerdote tomará sangre de la víctima penitencial y untará con ella el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho del purificando. 15Después echará un poco de aceite en su mano izquierda, 16y untando en él el índice de su mano derecha, salpicará siete veces ante el Señor. 17Con el aceite que le queda en la mano untará el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho del purificando, donde había untado la sangre de la víctima penitencial. 18El resto del aceite que le queda en la mano lo derramará sobre la cabeza del purificando, y así expiará por él ante el Señor.
19>>Después el sacerdote ofrecerá el sacrificio expiatorio y hará la expiación por el que se está purificando. Después degollará la víctima del holocausto, 20y la ofrecerá junto con la ofrenda sobre el altar. Así expía por el purificando, y éste queda puro.
21[c] Si es pobre y no tiene recursos, tomará sólo un cordero, víctima penitencial, para la agitación ritual y para la expiación, cuatro litros de flor de harina amasada con aceite para la ofrenda y un cuarto de litro de aceite 22y dos tórtolas o dos pichones, según sus recursos, uno para el sacrificio expiatorio y otro para el holocausto. 23El octavo día los presentará al sacerdote, a la entrada de la tienda del encuentro, en presencia del Señor, para su purificación.
24>>El sacerdote tomará el cordero penitencial y el cuarto de litro de aceite y los agitará ritualmente ante el Señor. 25Después degollará el cordero penitencial. El sacerdote tomará sangre de la víctima y untará con ella el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho del purificando. 26Después echará un poco de aceite en su mano izquierda, 27y con el índice de la mano derecha salpicará siete veces ante el Señor con el aceite que tiene en la izquierda.
28>>Con el aceite que tiene en la mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho del purificando, donde había untado la sangre de la víctima. 29El resto del aceite que le quede en la mano lo derramará sobre la cabeza del purificando, para expiar por él ante el Señor.
30>>Después ofrecerá una de las tórtolas o pichones, 31según sus recursos: una en sacrificio expiatorio y otra en holocausto, junto a la ofrenda. El sacerdote expía así por el purificando en presencia del Señor.
32>>Este es el rito para la purificación del que padece de afección cutánea y no dispone de medios>>.

Infecciones de casas

33El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
34-Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, que voy a daros en posesión, y yo permita que una casa de vuestra tierra quede infectada, 35el dueño de la casa se presentará al sacerdote a informarle: "Ha aparecido una mancha en mi casa".
36<<El sacerdote, sin esperar hasta el examen de la mancha, mandará desalojar la casa, para que no se contamine lo que hay en ella. 37Después el sacerdote entrará a examinar la casa. El sacerdote examinará la mancha; si observa el mal en las paredes, cavidades verduzcas o rojizas un poco hundidas en la pared, 38saldrá a la puerta de la casa y la mandará cerrar durante siete días.
39>>Al séptimo día volverá; si la mancha se ha extendido por la pared, 40el sacerdote mandará quitar las piedras manchadas y echarlas a un lugar impuro fuera de la ciudad. 41Mandará raspar toda la casa por dentro, y el polvo que salga de rasparla lo echarán a un lugar impuro, fuera de la ciudad. 42Tomarán otras piedras y las pondrán en el lugar de las primeras. Y con nueva cal revocarán la casa.
43>>Si después de quitadas las piedras y después de haber raspado y revocado la casa, reaparece la mancha, 44el sacerdote volverá a examinar la casa; si observa que se ha extendido el mal por la casa, se trata de un morbo corrosivo de la casa: es impura. 45Hará derribar la casa, piedras maderamen y toda la cal, y lo sacará todo a un lugar impuro fuera de la ciudad. 46El que entre en la casa mientras está cerrada, quedará impuro hasta la tarde. 47El que duerma en la casa, lavará sus vestidos. El que coma en la casa, lavará sus vestidos.
48>>Pero si el sacerdote entra, y al examinar la casa observa que no se ha extendido el mal después de haberla revocado, declarará la casa pura, porque el mal se ha curado.
49>>Entonces tomará dos aves, ramas de cedro, púrpura escarlata e hisopo para expiar por la casa. 50Degollará una de las aves en una vasija de loza sobre agua corriente. 51Después tomará la rama de cedro, el hisopo, la púrpura escarlata y el ave viva, y los mojará en la sangre del ave degollada sobre agua corriente, y salpicará la casa siete veces. 52Así expía por la casa con la sangre del ave, con el agua corriente, con el ave viva, con la rama de cedro, con el hisopo y con la púrpura escarlata.
53>>El ave viva la soltará en el campo, fuera de la ciudad. Así expía por la casa, y ésta quedará pura.
54>>Esta es la ley sobre infecciones y sarnas, 55sobre manchas de vestidos y casas; 56sobre inflamaciones, erupciones y manchas, 57según la cual se declaran los casos de pureza e impureza. Esta es la ley sobre infecciones>>.

Explicación.

14,1-32 Lo llamamos "rito de purificación" cuando en rigor es el rito de la declaración oficial de pureza. El acto es esencial para incorporarse a la práctica del culto público, y en ese sentido se puede llamar purificación; como la sentencia de absolución de un juez establece jurídicamente la inocencia del acusado, no la crea. Hemos visto que los sacerdotes no son médicos, no aplican un tratamiento.

El rito descrito en estas páginas es tan complicado como extraño. Lo leemos y preguntamos: ¿de dónde proceden y qué significan semejantes prácticas?, ¿eran fases definidas de un proceso o representan una acumulación artificial?, ¿se practicaba realmente, o es ficción de una escuela sacerdotal?

El origen no se puede definir en concreto. Pero nos consta que ritos semejantes se practicaban y practican en diversas culturas: hechicería, magia, exorcismos. Recursos del hombre para enfrentarse y neutralizar poderes ignotos y funestos. El agua corriente lava y regenera, la sangre es apotropaica, protectora (Ex 12), el ave soltada y huida se lleva lejos las impurezas; los sacrificios expían.

El desarrollo y varios detalles dan la impresión de que el autor ha intentado armonizarlas. Mezcla agua con sangre, sangre con aceite; dos veces se han de rasurar el oferente (8 y 9); se exigen tres sacrificios: penitencial, expiatorio, holocausto. Tres veces se dice que queda puro (8.9.20).

Empieza la ceremonia "fuera del campamento" (3); ya purificado, entra el oferente en el campamento (8); se dirige a la tienda del encuentro para los sacrificios. A lo largo del proceso el protagonista de la acción es el sacerdote.

Todo el proceso es objetivo y en acción. No hay indagación de causas, arrepentimiento de alguna culpa que haya provocado el castigo; no se citan textos que acompañen y expliquen la ceremonia. ¿Se utilizaban en esta ocasión salmos de enfermos?

14,5-7 La vasija de barro podría indicar un uso más antiguo; quizá se rompía después de la ceremonia. El agua corriente es "agua viva" con virtud superior para purificar. El ave es degollada para obtener sangre, no en sacrificio. Este rito de las dos aves recuerda el de los dos machos cabríos de la gran expiación (Lv 16); el ave que huye recuerda la visión surrealista de Zac 5,5-9.

14,8-9 Se afeita completamente por si en pelo y vello han quedado impurezas.

14,14-18 Con el rito de la sangre y el aceite, el que había vivido fuera de la comunidad cúltica, se incorpora plenamente a ella. No sabemos a qué viene esa especie de unción sobre la cabeza rasurada del oferente; quizá complete el rito de bañarse, como en otras circunstancias (2 Sm 12,20).

14,21 Al pobre se le perdona un cordero de los tres prescritos; los otros dos se sustituyen con aves económicas.

14,33-57 Normas sobre edificios. No pertenecen a la vida en el desierto. La incoherencia se resuelve dando a la norma un estatuto futuro, "cuando hayáis entrado...". La casa crea un ambiente impuro que afecta a sus moradores, si bien el efecto es temporal y desaparece rápidamente. El sacerdote trata las casas igual que los vestidos y las personas: examina y diagnostica, no cura. Sus soluciones son drásticas. No es raro en otras culturas la creencia en espíritus, gnomos o genios, duendes o trasgos, que habitan y turban los edificios. Es curioso que el rito de 48-53 sierva para "expiar".

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