21>>Después dimos la vuelta y fuimos al desierto en dirección al Mar Rojo, como me había mandado el Señor, y pasamos mucho tiempo dando vueltas por la serranía de Seír. 2Hasta que el Señor me dijo: 3"Basta de dar vueltas por esta serranía, dirigíos al Norte. 4Pero advierte al pueblo: Vais a cruzar la frontera de Seír, donde habitan vuestros hermanos, los descendientes de Esaú; aunque ellos os tienen miedo, 5mucho cuidado con enzarzaros con ellos, pue sno pienso daros ni un pie de su territorio. La sierra de Seír se la he entregado a Esaú. 6La comida que comáis se la pagaréis, el agua que bebáis se la compraréis. 7Pues el Señor, tu Dios, te ha bendecido en todas tus empresas, os ha atendido en el viaje por ese inmenso desierto; durante los últimos cuarenta años el Señor, tu Dios, ha estado contigo y no te ha faltado nada".
8>>Así, pues, cruzamos junto a nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que habitaban en Seír, seguimos por el camino de la estepa que arranca de Eilat y Esion Gueber*, y torciendo cruzamos hacia el desierto de Moab.
9>>El Señor me dijo: "No provoques a los moabitas ni te enzarces en combate con ellos; no te daré posesiones en su territorio, pues di Ar en posesión a los descendientes de Lot". 10(Antiguamente habitaban allí los emitas, pueblo grande, numeroso y corpulento como los anaquitas. 11Comúnmente se los creía refaítas, como a los anaquitas, pero los moabitas los llamaban emitas. 12En Seír habitaban antiguamente los hurritas, pero los descendientes de Esaú los desalojaron y aniquilaron, instlándose en su lugar, lo mismo que hizo Israel con el territorio de su propiedad que les dio el Señor). 13"Ahora a cruzar el torrente Zared". Y cruzamos el torrente Zared.
14>>Desde Cades Barne hasta cruzar el torrente Zared anduvimos caminando treinta y ocho años, hasta que desapareció del campamento todo aquella generación de guerreros, como les había jurado el Señor: 15La mano del Señor pesó sobre ellos hasta que los hizo desaparecer del campamento. 16Y cuando por fin murieron los últimos guerreros del pueblo, 17el Señor me dijo: 18"Hoy vas a cruzar la frontera de Moab por Ar. 19Cuando establezcas contacto con los amonitas, no los provoques ni te enzarces con ellos, porque no pienso darte posesiones en territorio amonita, pues se lo di en posesión a los descendientes de Lot". 20(También esta región se consideraba de refaítas, pues antiguamente la habitaban refaítas, si bien los amonitas los llamaban sansumitas. 21Eran un pueblo grande, numeroso y corpulento, como los anaquitas. El Señor los aniquiló y los amonitas los desalojaron y se instalaron en su lugar. 22Lo mismo sucedió con los habitantes de Seír, descendientes de Esaú; el Señor aniquiló a los hurritas, y ellos los desalojaron y se instalaron en su lugar, y allí viven hoy. 23En cuanto a los heveos que habitaban las aldeas de Gaza, los aniquilaron los cretenses venidos de Creta y se instalaron en su lugar). 24"Ahora poneos en camino para cruzar el río Arnón. Te entrego a Sijón, el rey amorreo de Jesbón, y su territorio. Atácale y empieza la conquista. 25Hoy comienzo a sembrar pánico y terror por todos los pueblos bajo el cielo: al oír tu fama, temblarán y se estremecerán ante ti".
26>>Desde el desierto de levante despaché mensajeros a Sijón, rey de Jesbón, con propuestas de paz: 27"Déjame cruzar pot tu territorio. Iré camino adelante, sin desviarme a derecha ni a izquierda. 28Te pagaremos la comida que nos des y el agua que bebamos; déjanos cruzar a pie, 29como han hecho los descendientes de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas, que habitan en Ar, hasta que crucemos el Jordán para entrar en la tierra que nos va a dar el Señor, nuestro Dios".
30>>Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar: el Señor lo puso reacio y terco para entregarlo en tu poder. Hoy es un hecho. 31El Señor me dijo: "Mira, comienzo por entregarte Sijón y su territorio; comienza la conquista de su territorio".
32>>Sijón nos salió al encuentro con todas sus tropas en Yahsá. 33Y como el Señor, nuestro Dios, nos lo entregó, lo derrotamos a él, a sus hijos y a todo el ejército. 34Entonces conquistamos sus ciudades y consagramos al exterminio a los vecinos, con mujeres y niños, sin dejar a nadie con vida. 35Sólo nos reservamos como botín el ganado y los despojos de las ciudades conquistadas. 36Desde Aroer, a orillas del Arnón (la ciudad que da sobre el río), hasta Galaad no hubo villa que se nos resistiera. Todo nos lo fue entregando a nuestro paso el Señor, nuestro Dios. 37Sólo evitaste el territorio amonita, la cuenca del Yaboc y los pueblos de la montaña, como te había mandado el Señor, nuestro Dios.
Explicación.
2,1-3,11 Hacia el final del viaje y pasados los cuarenta años, Israel tiene que atravesar por en medio de pueblos establecidos. Son cinco, repartidos entre paz y hostilidad. El narrador los somete a un esquema simple, que interrumpe con informaciones eruditas sobre la historia primitiva de pueblos y territorios. Israel decide su suerte en la obediencia a la orden de Dios; los otros pueblos la deciden en su actitud respecto a Israel y al proyecto del Señor. Los israelitas han de presentarse siempre en son de paz; solamente cuando sean agradedidos, se defenderán.
2,1 Nm 20,14-21.
2,1-3 En la región montañosa al sur de Palestina habitaban los idumeos, que el Génesis considera descendientes de Esaú, hermano de Jacob; son, por tanto, un pueblo emparentado con Israel, el texto los llama "hermanos" (4.8). El narrador se salta las etapas entre el Mar Rojo y Seír. El "basta" del Señor señala final o comienzo de etapa (como en 1,7).
2,5 El Señor, como soberano, reparte territorios a los pueblos: Israel los ha de respetar (como se respetan los linderos de los campos. Cfr. Jos 24,4).
2,6-8 En la versión de Nm 20,14-21 Edom niega el paso. Aquí se muestra pacífico. Los israelitas realizan un paso normal de caravanas, pagando también el agua, que es bien precioso en aquellas regiones.
2,8 * = Floresta del Gallo.
2,9 Lot era sobrino de Abrahán, y según Gn 19,30-38, de él descendían Moab y Amón.
2,10-12 No tenemos hoy datos para explicar esta glosa erudita. Emitas: Gn 14,5; anaquitas: Nm 13,33; los refaítas eran un pueblo legendario de gigantes. Los hurritas eran un pueblo conocido en documentos extrabíblicos. Es de notar el paralelo histórico que se establece entre Edom e Israel y el cambio de poblaciones (véase la explicación de Eclo 10,8).
2,13-19 El presupuesto de estos episodios es que toda la generación rebelde se había muerto en el desierto, en castigo de su rebeldía. Ellos no podían vencer ni entrar en la tierra. Ha comenzado la nueva etapa, con nuevos personajes, protegidos por el Señor. Al autor le gustan los episodios paralelos. En concreto, el paso de ríos jalona el avance: el paso del Zared señala la conclusión del tiempo del desierto, el paso del Arnón será el comienzo de la ocupación de la tierra.
2,14 Nm 14.
2,15 "Desaparecer": el hebreo dice trastornar, desbaratar; término de la guerra santa aplicado a los enemigos.
2,20-23 En la nueva glosa erudita hay dos cambios de población además del ya mencionado. Los amorreos penetraron desde oriente, los chipriotas desde el mar occidental. Pensaban los antiguos que los filisteos procedían de Caftor, probablemente de Creta. La doble penetración es un hecho histórico.
2,24-25 Dejados a un lado idumeos, moabitas y amonitas, llega el primer encuentro armado con los amorreos. La orden de declarar la guerra adelanta hechos y asigna la iniciativa bélica a una orden del Señor. El pánico sacro, infundido por Dios, es diverso del simple miedo de que habla el v.4: véase Ex 15,14-16.
2,25 Nm 21,21-30.
2,30 Por su resistencia a las propuestas pacíficas, Sijón pierde la vida y su territorio. Ello queda incluido en el plan de Dios, de modo que el Jordán ya no es la frontera oriental. La ocupación es un hecho cuando lo recuerda Moisés.
2,31-36 La narración abreviada sigue el esquema de la guerra santa: oráculo, entrega, victoria, exterminio. Sobre el exterminio véase 20,10-18.
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