341Moisés subió de la estepa de Moab al Monte Nebo, a la cima del Fasga, que mira a Jericó, y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, 2el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el Mar Occidental; 3el Negueb y la comarca del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras) hasta Soar, 4y le dijo:
-Esta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: <<Se la daré a tu descendencia. Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella>>.
5Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor.
6Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor, y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba.
7Moisés murió a la edad de ciento veinte años; no había perdido vista ni había decaído su vigor. 8Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés.
9Josué, hijo de Nun, poseía grandes dotes de prudencia, porque Moisés le había impuesto las manos. Los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés.
10Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; 11ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país; 12ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.
Explicación.
34 Una emoción contenida vibra apenas en esta narración escueta de la muerte de Moisés y en la especie de epitafio o memoria fúnebre que el autor le dedica. La narración empalma de cerca con 32,48-52 y lleva a conclusión otra serie de momentos, especialmente: Nm 27,12-17; Dt 3,23-28; 31,14.
34,1-3 La visión de la tierra entera es físicamente imposible. El texto dice que se la hizo ver el Señor; como en otro tiempo a Abrahán cuando se separó de él Lot; sólo que Abrahán pudo "pasearla", si no poseerla (Gn 13,15.17).
34,4-5 Aun a los 120 años la muerte es violenta, porque intrumpe el cumplimiento de la misión: el que comenzó no puede concluir. A solas con Dios, contempla Moisés la tierra y cierra los ojos llenos de la visión. El dolor y la nostalgia se expresaron antes (3,23-26). Por las palabras de Dios, Moisés no sólo contempla el espacio, sino que se asoma a la historia que él ha preparado y va a comenzar muy pronto. Al morir recibe el título "siervo del Señor".
34,6 La ignorancia contrasta con los datos puntuales de los jueces menores: Jue 10,2-5; 12,7.10.15; y más aún con el sepulcro patriarcal de Abrahán (gn 23).
34,8-11 Aunque la historia continúa y se suceden los profetas, según lo anunciado (Dt 18,15), el puesto de Moisés es único: por su misión en la liberación de Egipto y por su intimidad con Dios (Ex 33,11; Nm 12,8).
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