Visita a Jetró
181Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, se enteró de todo lo que había hecho Dios con Moisés y con Israel, su pueblo; cómo el Señor había sacado a Israel de Egipto. 2Jetró, suegro de Moisés, había recogido a Séfora, mujer de Moisés, y a sus dos hijos, cuando Moisés la despidió. 3Uno se llamaba Guersón (por aquello de que "he sido forastero en tierra extranjera") 4y el otro Eleazar (por aquello de que "el Dios de mi padre me auxilia* y me libró de la espada del Faraón"). 5Jetró fue a ver a Moisés, con la mujer y los hijos de éste, al desierto donde acampaban, junto al monte de Dios.
6Cuando le informaron a Moisés: "Está ahí tu suegro Jetró, que ha venido a verte, con tu mujer y tus hijos,", 7salió él a recibirlo, se postró, lo besó y se saludaron los dos; después entraron en la tienda. 8Moisés contó a su suegro todo lo que había hecho el Señor al Faraón y a los egipcios a causa de los israelitas, y las dificultades que habían encontrado por el camino y de las cuales los había librado el Señor. 9Se alegró Jetro de todos los beneficios que el Señor había hecho a Israel, librándolo del poder egipcio, 10y dijo:
-Bendito el Señor, que os libró del poder de los egipcios y del Faraón; 11ahora sé que el Señor es el más grande de todos los dioses, pues cuando os trataban con arrogancia, el Señor libró al pueblo del dominio egipcio.
12Después Jetró, suegro de Moisés, tomó un holocausto y víctimas para Dios; Aarón, con todas las autoridades israelitas, entró en la tienda y comieron con el suegro de Moisés, en presencia de Dios.
Gobierno colegial (Dt 1,9-18; Nm 11)
13Al día siguiente, Moisés se sentó a resolver los asuntos del pueblo, y todo el pueblo acudía a él de la mañana a la noche. 14Viendo el suegro de Moisés todo lo que hacía éste por el pueblo, le dijo:
-¿Qué es lo que haces con el pueblo? ¿Por qué estás sentado tú sólo mientras todo el pueblo acude a ti de la mañana a la noche?
15Moisés respondió a su suegro:
16-El pueblo acude a mí para que consulte a Dios; cuanto tienen pleito vienen a mí a que se lo resuelva y a que les explique las leyes y mandatos de Dios.
17El suegro de Moisés le replicó:
18-No está bien lo que haces; os estáis matando, tú y el pueblo que te acompaña; la tarea es demasiado gravosa y no puedes despacharla tú solo. 19Acepta mi consejo y que Dios esté contigo: tú representas al pueblo ante Dios, y le presentas sus asuntos; 20inculcas al pueblo los mandatos y preceptos, le enseñas el camino que debe seguir y las acciones que debe realizar. 21Busca entre todo el pueblo algunos hombres hábiles, que respeten a Dios, sinceros, enemigos del soborno, y nombra entre ellos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de veinte; 22ellos administran justicia al pueblo regularmente: los asuntos graves que te los pasen a ti, los asuntos sencillos que los resuelvan ellos; así os repartiréis la carga y tú podrás con la tuya. 23Si haces lo que te digo y Dios te da instrucciones, podrás resistir, y el pueblo se volverá a casa en paz.
24Moisés aceptó el consejo de su suegro e hizo lo que le decía. 25Escogió entre todos los israelitas gente hábil y los puso al frente del pueblo, como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de veinte. 26Ellos administraban justicia al pueblo regularmente: los asuntos complicados se los pasaban a Moisés, los sencillos los resolvían ellos. 27Moisés despidió a su suegro y éste se volvió a su tierra.
Explicación.
18 Este es un capítulo de pausa y enlace. En su primera parte nos muestra a un Moisés narrador, contando los sucesos de la salida y la marcha, resumiendo implícitamente los capítulos precedentes; puede compararse con la ficción de Dt 1-3. La segunda parte nos muestra a Moisés en su actividad de juzgar y gobernar, tema que mira a los capítulo siguientes.
La figura de Jetró representa la presencia de un pueblo diverso, aunque emparentado, que ofrece a Moisés y a Israel sus costumbres y experiencias. Provoca la despedida cordial, familiar, de una etapa de la vida que va a ser superada pronto de modo extraordinario. En pura lógica narrativa, este episodio debería venir después de los acontecimientos del Sinaí: así lo han sentido autores antiguos y modernos. (A la figura de Jetró se agarró la teoría, hoy superada, que hacía a los quenitas los instructores de Israel en el yavismo).
18,1-12 Lo que pudo quedar en un relato de viajero, como tantos otros en la literatura universal, en manos del narrador y por combinación orgánica de datos, toma la figura de acto litúrgico: casi como una protoeucaristía. Lugar, "el monte de Dios" (5); oficiante, Jetró; recuento de hechos (anámnesis) como acciones divinas, "todo cuanto hizo Dios / el Señor" (1.8.9); gozo y bendición = acción de gracias (eucaristía), "todos los beneficios..." Bendito Yhwh (9-10); sacrificio y banquete sacro (comunión), "en presencia de Dios" (12). El hecho celebrado se llama "sacar" y "liberar".
18,2-3 Los nombres resumen los hechos como memoria viva: un hijo recuerda la vida en Egipto como emigrante, el otro recuerda el auxilio liberador.
18,4 * = çazar.
18,6 Es curioso que no diga nada del encuentro de Moisés con su familia, después de todo lo pasado.
18,10 Gn 14,19.
18,11 Sal 89,7.
18,12 Lv 3.
18,13-26 Moisés acumula varias tareas: ministro, sacerdotal o profético, del oráculo que responde a "consultas" (cfr. p. ej. Gn 25,22-23; 1 Sm 9,9; cfr. Ex 33,7); letrado que explica con autoridad la legislación sacra y la aplica a cada caso, formando por acumulación una ley consuetudinaria; juez-gobernante en causas civiles. Jetro lo interpreta a su manera: Moisés es mediador entre Dios y el pueblo. De parte de Dios, comunica y explica los mandatos al pueblo; de parte del pueblo presenta sus asuntos a Dios. ¿Y la resolución de causas civiles? Quizá las considere sometidas a un tribunal sacro. El episodio proyecta en el éxodo y hace remontarse a Moisés una organización descentralizada o colegial; véanse Dt 17, 8-13; 19,17-18; y la reforma que 2 Cr 19 atribuye a Josafat (en virtud de su nombre). Nm 11 da otra versión sugestiva del hecho. Lo peculiar del capítulo presente es la iniciativa familiar de un extranjero.
18,21 Las cualidades exigidas para el mando son prudencia natural, sinceridad en las relaciones con otros, desinterés económico, sentido religioso o respeto de Dios. La organización supone una artificiosa jerarquía piramidal con Moisés como tribunal supremo.
18,26 Asuntos complicados o nuevos, sin precedente, o que requieren un oráculo de Dios. Véase la descripción de Dt 1,9-18.
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